Arafat proclama que la política de Netanyahu "equivale a una declaración de guerra"
Hoy, huelga general matutina en Cisjordania y Gaza, y mañana, gran manifestación. Al decretar ambas medidas, Yasir Arafat abrió ayer una nueva batalla sobre Jerusalén y lanzó un desafío al Gobierno derechista de Israel. Exactamente a los tres meses de la victoria electoral de Benjamín Netanyahu, Arafat denunció ante el Parlamento palestino reunido en Ramala que la política de colonialismo judío impulsada por Netanyahu "equivale a una declaración de guerra". Tal era su furia por los últimos ultrajes israelíes que en su discurso usó la palabra "idiotas" al referirse a los partidarios de la política de Netanyahu. Sorprendido por la ferocidad de Arafat ante la creciente inestabilidad de los acuerdos de Oslo, Netanyahu emitió un fax en el que acusaba al líder de los palestinos de agitar el ambiente en la zona.
De momento, tanto Arafat como Netanyahu han elegido mantener la retórica en el prudente campo de las hipótesis. Tomando las palabras de Arafat al pie de la letra, lo que se desprende es una especie de emulación de Saladino. Netanyahu, se limitó a lamentar el malhumor de Arafat. Uno de sus asesores, sin embargo, admitió a EL PAÍS que lo que más ha herido al Gobierno de Israel ha sido la clara utilización del término "idiotas". "Arafat llevaba años sin utilizar ese lenguaje. Nos molesta y decepciona porque no contribuye en nada al proceso de paz", dijo un portavoz de Netanyahu.Aunque a todas luces los acontecimientos de ayer no hacían sino confirmar los temores de una grave crisis en Oriente Próximo, en Jerusalén reina una relativa serenidad. Arafatha ordenado la paralización total del pequeño sector árabe de Jerusalén, la franja de Gaza y toda Cisjordania. Así quiere demostrar que es él quien manda.
Arafat, que voló desde Gaza a Ramalá en un helicóptero blanco que inauguró discretamente la autonomía aérea de la OLP, declaró que la política expansionista de las colonias judías en Cisjordania no sólo viola los acuerdos de Oslo, sino que también constituye un casus belli. "Lo que significan las continuas violaciones y los crímenes de este nuevo Gobierno israelí es que ha declarado la guerra a los palestinos", dijo. "Las alarmas suenan. La situación es crítica", proclamó ante los legisladores palestinos congregados en la ciudad cisjordana de Ramala. En un apasionado discurso, Arafat dijo: "Ellos han comenzado esta batalla"
Paro de cuatro horas
La primera medida es una huelga general palestina de cuatro horas en solidaridad con Jerusalén. Supuestamente, Arafat quiere demostrar que puede paralizar buena parte de la disputada capital. La segunda aspira a demostrar que las oraciones en la mezquita de Al Aqsa, mañana, van a dar muestra de la capacidad de movilización. Arafat exhortó a todos los palestinos a desafiar el cierre de Gaza y CisJordania para orar en Jerusalén.Los ánimos están caldeados. Los palestinos de Jerusalén ayer hacían esfuerzos para reprimir su ira, a las 24 horas de la demolición del edificio donde funcionaba un centro palestino de auxilio social, y se preparaban para la huelga.
"El viernes, todos los musulmanes, incluyendo los de Israel, tienen que ir a rezar a la mezquita de Al Aqsa. Los judíos y cristianos que no oran allí deben acompañarlos y apoyarlos. Israel ha iniciado esta guerra sobre Jerusalén. Son idiotas por haber comenzado esta guerra. No habrá un Estado palestino sin Jerusalén como su capital. Netanyahu, debe saber que es estúpido comenzar esta batalla" dijo Arafat. "Ya no podemos permanecer en. silencio. No podemos tolerar este diabólico plan", agregó hablando de "la humillación de los palestinos" bajo el nuevo Gobierno israelí.
El Parlamento. también, decidió ayer que se suspenda todo contacto negociador con Israel y dejó a Arafat que decida como hacerlo. Por lo pronto, Arafat recibió por la tarde una Ramada del ministro israelí de Exteriores, David Levy, quien le advirtió de 'la degradación de la situación, que podría saldarse con una escalada incontrolable", según una fuente israelí. Otra palestina, señaló que Arafat le replicó que el Gobierno de Netanyahu tenía que detener de inmediato la confiscación de tierras palestinas para construir sobre ellas nuevos asentamientos judíos. Obviamente, no hubo compromiso. Antes, la propia oficina del primer ministro había señalado que "considera grave todo intento de actuar con violencia".
Parece inevitable que con el actual estado de ánimo haya violencia y anoche mismo un autobús israelí que viajaba al asentamiento de Kyriat Arba, cerca de Hebrón, fue tiroteado. Dos mujeres resultaron heridas por los cristales rotos y una tercera persona sufrió un infarto. El ataque, cuya autoría se atribuyó el Frente Popular de Liberación Palestina, se produjo en una carretera al sur de Belén construida expresamente por Israel para evitar las zonas palestinas. En el frente con Siria, por otra parte, Netanyahu dice estar satisfecho con la disposición de Damasco de reanudar las negociaciones. Pero no acepta la pretensión del régimen de Hafez el Asad de reanudarlas donde se quedaron con el Gobierno de Simón Peres, cuando Israel accedió a discutir a partir del principio de paz por territorios. Netanyahu quiere empezar desde cero.
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