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53ª MOSTRA DE VENECIA

Duelo de monstruos

La Mostra presenció ayer un duelo entre dos monstruos cincuentones del cine norteamericano. Fue necesario aclararles, entre risas, el significado cariñoso y admirativo de "monstruos", que en inglés tiene un sentido muy diferente. ¿Cómo se sienten dos mitos del cine trabajando juntos en Sleepers? "Muy duro", replica Dustin Hoffman, "yo no volveré a trabajar con él. "Por lo menos podría aprenderse el papel, le contesta Robert de Niro. Y agrega: "Para nuestra próxima película estamos buscando una historia en la que yo interprete el papel de hijo y Dustin sea mi padre".Entre todas las estrellas de Hollywood, De Niro representa la esencia del actor como máscara, como identificación absoluta e imprevisible mutación. Sobre él han surgido muchas leyendas: su meticulosidad, su preparación casi maniática y el clima de concentración absoluta que impone durante el rodaje. El actor prodiga los excesos, que le permiten encarnar personajes de gran violencia o de extrema bondad, pero siempre heróicos. "A mi personaje de cura en Sleepers me permití darle toques de complejidad, atrapado entre la justicia de los hombres y la de Dios", agrega De Niro con su tono reservado pero cortés.

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Bajito y con su humor radiante, Dustin Hoffman se ha identificado siempre con la figura del hombre común, debido quizá a los múltiples complejos de inferioridad generados por su estatura y su infancia poco feliz. Sus compañeros lo acusan de ser un perfeccionista obsesivo: "Para mí el perfeccionismo es una virtud. Cuando trabajo no salgo por la noche, y durante las pausas permanezco en el set para no perder la concentración".

Contra la violencia

Hoffman interpreta a un abogado alcohólico que defiende a dos jóvenes acusados de homicidio. "Es el papel de un ganador", dice. Pero Hoffman sostiene que se encuentra muy a gusto haciendo de perdedor: "Los actores somos perdedores natos. Si hacemos el papel de camarero y no enamoramos de una chica, e padre nos verá como perdedores. Pero nosotros no no sentimos así".El actor lanzó un nuevo alegato contra la violencia e el cine y en la calle y cargo contra el sistema penitenciario norteamericano. "Si la violencia es gratuita en el cine, sólo generará más violencia, sobre todo en los niños que no tienen modelos adultos en los cuales inspirarse. Pero esto no sucede sólo en la pantalla, sino también en la realidad. Las agresiones contra la infancia aumentan día a día. Si entran en un reformatorio, se convierten de aprendices de criminales en delincuentes maduros. Es un infierno y nosotros fingimos no verlo".

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