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El Nobel Soyinka condena el apoyo europeo a las dictaduras africanas

El escritor nigeriano Wole Soyinka, el único escritor de África negra que ha recibido el Premio Nobel de Literatura, no ha cedido un ápice en su denuncia de las dictaduras que martirizan el continente africano y en especial de la que estrangula su país. El autor de El hombre ha muerto, donde evoca su paso por las espeluznantes cárceles nigerianas, condenó ayer en Madrid a los Gobiernos y multinacionales europeos que, siguiendo intereses Políticos y económicos, respaldan a las dictaduras africanas como la que padece Nigeria.Invitado al X Congreso de Psiquiatría que se celebra estos días en Madrid, Soyinka exhibió su brillante dialéctica de dramaturgo para insistir en su "comentario favorito" sobre la cuestión de los inmigrantes africanos, que tantos quebraderos de cabeza ocasiona a las policías europeas: "Si las naciones europeas dejaran de apoyar de forma directa o indirecta -siguiendo intereses políticos y comerciales- a muchos regímenes detestables en toda África el problema de la emigración empezaría a tener una solución. Si estas naciones apoyaran la democracia en África contribuirían a evitar la llegada de muchos miles de africanos que huyen de la tortura y de la represión, de las durísimas condiciones de vida de sus países".

Nacido en Abekouta, cerca de Ibadán, en 1934, y perteneciente a la tribu yoruba, que cuenta con una riquísima cosmogonía que se ha extendido por buena parte de América Latina, Soyinka se considera "un nómada permanente" y desde que huyó de su país no ha dejado su intenso activismo político dentro del Consejo de Liberación Nacional de Nigeria y de fustigar el régimen encabezado por Sani Abacha, que, como señaló ayer, "es la dictadura más brutal y viciosa que ha experimentado nunca Nigeria. Abacha es un Idi Amin en miniatura". Soyinka puso como ejemplo de "la brutalidad sin límites del régimen" el reciente asesinato en el centro de Lagos de la mujer de Moshood Abiola, el ganador de las elecciones presidenciales encarcelado desde 1993, y la ejecución en noviembre pasado del escritor Saro Wiwa y otros ocho líderes ogonis.

Redibujar fronteras

Soyinka recordó ayer su rechazo de las fronteras trazadas en África por las potencias coloniales. "Aceptar ese trazado, como hizo la Organización para la Unidad Africana en su carta fundacional, es mantener una mentalidad de esclavos, porque muchas de esas fronteras fueron diseñadas por los poderes coloniales de acuerdo con sus propios intereses". Contra "las sacrosantas fronteras" se revuelve Soyinka en su último libro, La herida abierta de un continente. "Si Yeltsin hubiera leído mi libro antes de machacar Chechenia, tal vez hubiera actuado de otro modo", ironizó el reputado dramaturgo y director teatral, para hacer hincapié en que "la intangibilidad de las fronteras es una idea vieja que hay que adaptar a la voluntad de los pueblos".

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