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TRAGEDIA EN EL PIRINEO

Una tormenta "totalmente imprevisible"

La tormenta fue "totalmente imprevisible", según fuentes de la Delegación del Gobierno en Aragón. Se debió al fenómeno que se conoce como gota fría (una región de aire relativamente frío rodeada por aire más cálido; el término se aplica normalmente al aire frío de una extensión vertical apreciable que ha sido aislado en las latitudes bajas, formando parte de un ciclón separado de la corriente principal). Así, las autoridades no habían cursado ninguna alerta en esa zona de Huesca. Paradójicamente, los servicios meteorológicos sí habían alertado sobre la posibilidad de que se produjeran lluvias fuertes, pero en el sur de la provincia, es decir en el extremo opuesto al de la trágica riada.Biescas, la capital del valle de Tena, se encuentra en el norte oscense, en el Pirineo central, y es un punto tradicional de veraneo para miles de personas no sólo de la propia comunidad aragonesa, sino también de las vecinas de Cataluña, Navarra y el País Vasco e incluso de Francia. Con 1.170 habitantes, según el censo de 1991, multiplica su población durante los meses estivales.

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"Una ola enorme"
Mas de 600 víctimas desde 1962

El desarrollo económico de la comarca de la Jacetania, basado exclusivamente en el turismo, ha ido acompañado desde los años 60 por una urbanización masiva que se incrementó tras la llegada al poder de los regionalistas del Par en 1987.

Un valle encajonado

El río Gállego, que nace en la misma frontera hispanofrancesa, en el puerto del Portalé, y desemboca en el Ebro cerca de Zaragoza, recibe las correntías y torrenteras de los barrancos donde descargan su caudal los ibones o lagos de alta montaña, de origen glaciar, como el mismo valle de Tena, encajonado, en el que son frecuentes las tormentas veraniegas. Se halla regulado desde su cabecera mediante una cadena de embalses, como los de Lanuza y Búbal, aguas arriba de Biescas, prácticamente llenos tras las lluvias del pasado invierno.En Escuer se montó un núcleo de atención a los damnificados mientras que las operaciones de salvamento se coordinaban desde las instalaciones del Ejército en Sabiñánigo. En el centro de recogida de datos, en el Ayuntamiento de esta segunda localidad, se tenían registrados los nombres de más de 150 personas evacuadas u hospitalizadas hasta la media noche.

Cientos de habitantes de la comarca, respondiendo al llamamiento de Protección Civil, se personaron en el regimiento Gravelinas con mantas y ropa para atender a los afectados, muchos de los cuales perdieron la totalidad de sus pertenencias.

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