Birria de toros
La reaparición de Manolo Cortés, esperada por los aficionados con una ilusión exteriorizada en la ovación de bienvenida que le llevó a salir a saludar tras el paseíllo, se vino abajo por culpa de los toros. Reses de hasta cuatro ganaderías distintas, ninguna de las cuales presentó un ejemplar que se prestara al lucimiento de los diestros. Los morlacos que salieron al ruedo compusieron un saldo de bichos inaceptables, a cual más birria. El resultado fue, naturalmente, la frustración de los toreros y el aburrimiento de los espectadores.Manolo Cortés pudo ofrecer destellos de su arte en el que abrió plaza, al que sacó algunos pases con la derecha, sin emoción pero con lentitud, plasticidad y sabor. Algunos muletazos no salieron limpios, pero allí quedaron los pellizquitos de su aroma, para los aficionados con paladar. El cuarto toro salió con genio y terminó refugiado en tablas. Cortés no hizo nada con él. Los artistas, ya se sabe.
Pasquau / Cortés, Padilla, Romero
Cuatro toros de Jiménez Pasquau (uno devuelto por inválido), desiguales, mansos, flojos. 1º de La Quinta sin presencia y apagado. 5º, de Cortijoliva, terciado, manejable. 6º sobrero de Sánchez Cobalera, bien armado, flojo. Manolo Cortés: aviso. y aplausos y saludos; silencio. Juan José Padilla: silencio y división. Jesús Romero: silencio, aviso y silencio.Plaza de Las Ventas. 4 de agosto. Menos de media entrada.
Se enfrentó Juan José Padilla a un inválido que se paró en la muleta. Sólo pudo porfiar. Con el de Cortijoliva, tuvo en contra la actitud del público, indignado porque el picador de turno había hecho un aparatoso destrozo en el lomo del animal. No quisieron que lo banderillearan ni que lo torearan, por lo que entre la división de opiniones del público, le dio media docena de pases y desistió.
Jesús Romero también tuvo delante a otro inválido, con el que no tuvo más opción que abreviar. Con el sobrero estuvo porfión y valiente. La faena tuvo muchos enganchones por la flojedad del toro. Hubo en ella más voluntad que toreo.
Nos quedamos con las pinceladas de la faena de Manolo Cortés. Fue lo único que nos iluminó en una plúmbea corrida, escaparate del lamentable estado de las ganaderías antes llamadas de toros bravos.
Babelia
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