El arte puro y hondo de Vitoria
En el santuario de Nuestra Señora de Caldas, la Coral San Ignacio de San Sebastián que dirige José María Unanúe nos dio el sábado una versión emocionante del Oficio de difuntos, de Tomás Luis de Vitoria, problablemente el más alto polifonista europeo de su tiempo. Se incluyeron los pasajes litúrgicos de canto llano, espigados por Bernard Arrieta en los viejos libros españoles y tanto en lo monódico como en lo polifónico se alcanzó la verdad de ese arte puro y hondo que mueve sentimientos y no sensaciones para erigir su mística humanísima con análoga potencia a la de los versos de San Juan de la Cruz. Arte no escultórico, como el de Palestrina, sino imaginero como el de la escuela castellana; expresivo "de dentro afuera" como decía Manuel de Falla y tan perfecto en su escritura como no volvería a darse en nuestro país hasta el final de Atlántida.La verdad es que ante tanta belleza inmaculada nos olvidamos de toda música contaminada por la pasión literaria o el afán espectacular y sentimos que lo que suele denominarse "herencia" no es sino permanencia viva o, cual diría Eugenio D'Ors, eternidad.
Por qué senderos se lleva a la gracia del gran maestro abulense es algo que escapa a toda razón, pero que se evidencia cada vez que suenan sus responsorios, sus motetes o esta increíble Misa de difuntos que los cantores de San Ignacio hicieron desde la sustancia; así experimentamos -ellos y la audiencia- lo más difícil y riguroso en arte: la nítida, limpia y transparente fruición estética. En este sentido, será muy dificil que el festival, en su larga andadura, supere o iguale lo escuchado en Las Caldas de Besaya. Y es que el arte íntegro está donde está, por ejemplo, en un hermoso rincón de Cantabria, camino de Palencia.
Un acierto
Me parece extraordinario acierto que los rectores del festival, con José Luis Ocejo a la cabeza artística, mantengan e intensifiquen estas actividades en los pueblos y lugares históricos que hacen del Festival de Santander, auténtico festival de Cantabria.Este año, 17 ayuntamientos acogen en 24 pueblos, villas y ciudades, al Coro Orpheus de Bulgaria, al Donostiarra, a la Escuela Gregoriana de Brujas o a las Voces Inglesas; se dedican homenajes a Falla, Gerhard, Sáinz de la Maza y Gerardo Diego.
Se interpreta la música de Villalobos y se dan a conocer las 28 nuevas páginas del segundo álbum promovido por Colien Honegger, mientras se repasa el repertorio hispánico del XVI que interpreta el grupo La Colombina o la música de cámara del Cuarteto Paul Klee.
En los programas previstos se estrenan además obras de los compositores santanderinos Carmen Marina y Juan José Mier y del madrileño Tomás Marco y vuelve a escucharse, al cabo del tiempo, el Trío-nocturno de Felipe Pedrell.
Babelia
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