Clinton busca votos de los republicanos con su apoyo al recorte de la ayuda social
En lo que ha sido considerada como la decisión más importante y difícil de sus tres años y medio de gestión, Bill Clinton ha puesto en juego su presidencia al pronunciarse a favor de una ley, sobre la reforma de las ayudas públicas a los pobres, que hoy mismo puede quedar aprobada por el Congreso de Estados Unidos. Con este paso, que frustra a la izquierda del Partido Republicano, Clinton se presenta a la reelección como un centrista que se ha apropiado del espacio tradicional del Partido Republicano.De la trascendencia de esta ley sobre lo que en inglés se denomina welfare da idea, no sólo el hecho de que pone fin a la política social nacida hace 61 años con el New Deal, sino las cifras de las personas afectadas: una quinta parte de las familias con hijos reciben ayuda del Estado; casi 26 millones de personas comen con el cheque que el Gobierno les pasa cada mes.
Eso se ha acabado. O, al menos, ha sido drásticamente modificado. Las ayudas del Estado, a partir de ahora, estarán muy limitadas en el tiempo, muy condicionadas a la situación de quien las demande y orientadas a obligar a los beneficiarios a salir de su situación de dependencia.
Los patrocinadores de esta ley, en su mayoría republicanos de ambas cámaras del Congreso, ven las futuras oficinas de welfare como centros de promoción para la búsqueda de empleos, y no como agencias de caridad.
Al apostar por esa ley después de haber vetado otras dos propuestas del Congreso algo más agresivas pero no radicamente distintas, Bill Clinton cumple con la promesa electoral que hizo en 1992, pero se coloca en frente de grupos de derechos civiles, sindicatos, organizaciones negras y otros sectores que han constituido durante varias décadas la base electoral del Partido Demócrata.
'Firmaré esta ley", dijo Clinton al anunciar su decisión, "primero y sobre todo, porque el actual sistema de welfare está roto; segundo, porque el Congreso ha introducido muchos de los cambios que yo deseaba, y tercero, porque, a pesar de los problemas que siguen existiendo, ésta es la mejor oportunidad que tendremos por mucho tiempo de completar el trabajo de acabar con el welfare tal y como lo conocemos, para empujar a la gente del welfare al trabajo, pidiendo responsabilidades".
Precio mayor
El cálculo del presidente es el de que sería mayor el precio que pagaría en las urnas por incumplir su promesa y dejar. en pie un sistema de welfare que hace aguas, que por traicionar la tradición social de su partido y correr la política demócrata hacia la derecha. Una mayoría de la gente que vota, al fin y al cabo, se muestra a partidaria de acabar con el actual sistema.Los más beneficiados por esos programas, entre ellos los inmigrantes legales, no votan. Y otros que critican al presidente por esta decisión, como los sindicatos, difícilmente abandonarán al presidente el próximo mes de noviembre para ponerse del lado de Bob Dole.
[Por otra parte, la Casa Blanca anunció anoche que el presidente firmará el lunes la ley que refuerza el embargo contra Libia e Irán, según informa AFP].
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