La UE entierra hasta 1999 el debate sobre fondos estructurales para los más pobres
El falso debate sobre los fondos estructurales ha quedado enterrado al menos hasta el año 1999. Los intentos de Francia de condicionar la concesión de estos fondos de ayuda al desarrollo al buen comportamiento de los países beneficiados fueron rotundamente descartados ayer de forma oficial por la Comisión Europea. Bruselas también ha rechazado realizar los pagos de los fondos en moneda nacional: sería injusto, un problema contable y la peor propaganda para el euro justo antes de nacer.
La Comisión Europea aprobó ayer el documento Reforzamiento de la convergencia durante la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria. El texto, una comunicación de la Comisión al Consejo, lleva el visto bueno del presidente Santer y de los comisarios Flynn (Asuntos Sociales), WuIf-Mathies (Política Regional), Fischler (Agricultura), Bonino (Pesca), De Silguy (Asuntos Monetarios) y Liikanen (Presupuesto). O sea, todos los pesos pesados implicados en la materia.El texto aprobado ayer supone un triunfo para los principales beneficiarios de los fondos estructurales, entre los que España se encuentra a la cabeza. Supone una derrota en toda regla para el ministro francés de Economía, Jean Arthuis, primer impulsor de la propuesta de la condicionalidad y de los pagos en moneda nacional. Arthuis lo propuso en el Ecofin de Verona y su petición fue recogida por los dos representantes de la Comisión en aquel encuentro, el presidente Jacques Santer y el francés YvesThibault de Silguy.
El documento aprobado ayer supone un primer triunfo, pero quizá no el definitivo. El conjunto de la política de fondos estructurales será replanteado a partir de 1999, cuando la moneda europea ya esté en marcha, se haya cerrado ya la Conferencia Intergubernamental y empiece a en cauzarse la negociación sobre las nuevas perspectivas financieras comunitarias. Será entonces cuando se empiece a negociar se riamente la adhesión de los países de la Europa del Este y de Malta y Chipre. Será entonces cuando la entrada de nuevos so cios con rentas muy por debajo de la media Actual justifique la necesidad de replantear los fondos, cuya existencia difícilmente podrá ser exactamente como ahora.
La comisaria Monika Wulf Mathies, principal crítica de las propuesta de Arthuis, explicó ayer en rueda de prensa la sus tancia del documento. Sus argumentos no derivaron de los di fundidos en los últimos días (ver EL PAÍS de 25 de julio): "Cambiar la norma actual iría en con tra del reglamento aprobado en 1989 en Edimburgo. La utilización del ecu en los fondos no sólo es un activo comunitario sino que precisamente cuando esta mos pasando al euro sería malo hacer los pagos en moneda nacional porque obligaría a llevar una doble contabilidad. No debe haber nuevos criterios para UEM. La sanción por deprecia ción podría ser arbitraria y pena lizar a países que se están esforzando en su economía. Y, lo más importante, el objetivo de los fondos es promover la cohesión económica y social, no la convergencia nominal. La macroeconomía no siempre refleja los esfuerzos de los países. Primar la con vergencia nominal puede perjudicar el proceso de acercamiento. Los fondos estructurales contribuyen a mejorar el tejido de las regiones menos desarrolladas".
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