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Entrevista:

"El odio étnico amenaza la seguridad mundial"

Con las manos en movimiento incansable, Bill Clinton estaba sentado en el Despacho Oval de la Casa Blanca hace tres semanas mientras evaluaba su presidencia, a la que él llama "esta gran aventura". A ratos pensativo, apasionado en otros, expuso con confianza por qué debería acceder a un segundo mandato. "Como norteamericanos, lo que hemos hecho en los últimos cuatro años es poner en orden nuestra economía, recuperar el crecimiento y crear oportunidades", dijo Clinton, que según la última encuesta de The New York Times cuenta con un índice de apoyo popular del 53%, uno de los más altos de los que ha disfrutado.

Pregunta. En los dos primeros años, su Administración fue más activa y productiva. Pero entonces su popularidad personal estaba más baja y el público votó a los republicanos en el Congreso. En los últimos dos años, los republicanos han controlado el Congreso y usted ha aumentado mucho su popularidad. ¿A qué atribuye esta extraña situación?

Respuesta. Aunque en 1995 y 1996 no estuve tan activo en el Congreso, he aprobado una legislación muy importante, como la de telecomunicaciones, antiterrorismo y reforma de los lobbies [grupos de presión]. Creo que la gente ha tenido por primera vez una idea clara de la diferencia entre la visión de cómo entrar en el siglo XXI que tiene el Congreso republicano y la que tengo yo. Y una de las cosas que he aprendido en los dos últimos años es que el presidente puede hacer muchas cosas mediante la acción ejecutiva.

P. Aparte de cuestiones inacabadas como equilibrar el presupuesto y la ley de seguridad social, ¿qué le gustaría conseguir en un segundo mandato?

R. En 1991 di una serie de conferencias en la Universidad de Georgetown para explicar dónde creía yo que estaba el país y dónde debería ir el siglo que viene. De modo que yo siempre he visto este proyecto como algo más que un proyecto de cuatro años. Mi idea era desarrollar una visión de Estados Unidos en la que, primero, seamos la fuerza más grande del mundo para la paz, la libertad y la prosperidad; segundo, seamos un país, con todas nuestras diversidades y diferencias, que mantenga vivo el sueño americano para cualquiera; y tercero, que hagamos de nuestras diferencias una forma de unión en la comunidad en vez de una división, como ocurre en países que se están dividiendo por las razas, las etnias y la religión. En mi segundo mandato me gustaría abordar mucho más la educación. Creo que todo el mundo debería tener dos años de enseñanza superior después del bachillerato. Deberíamos reducir los costes de matrícula en las universidades; dedicar dinero para gente que quiera perfeccionar su formación laboral, y aprobar una reforma de las pensiones que permita alos trabajadores autónomos cobrar una jubilación al final de su vida, aunque hayan estado cambiando de trabajo constantemente que la pensión no se pierda si se está temporalmente en paro.

P. ¿Y cuáles han sido los errores?

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R. Estoy descontento de no haber podido hacer más en el campo de la salud pública. Tampoco he proporcionado la gran rebaja fiscal para la clase media que prometí.

P. ¿Por qué las encuestas siguen diciendo que la gente no cree que usted y su esposa Hillary sean sinceros en el caso Whitewater, y qué puede hacer para solucionar esta percepción popular?

R. No lo sé. Creo que sólo puedo contestar a todas las preguntas que me hagan y proporcionar todas las pruebas que han pedido. Si se fija en las audiencias del senador [republicano Alphonel D'Amato, creo que una de las razones por las que no hemos podido hacer más cosas en el Congreso es porque se ha gastado más tiempo con D'Amato que con la sanidad, la beneficencia, la economía, la educación y todos los otros temas juntos.

P. Han pasado muchas cosas en política exterior.

R. Sí, pero lo más importante es que la política exterior no debe tener un sentido inmediato para el norteamericano medio. Nos duele muchísimo ver a gente muriendo en Bosnia todas las noches, pero ¿por qué estamos haciendo [política exterior] en términos de largo plazo? Hay cosas que se hacen porque son lo correcto: en Haití, en Bosnia, en Irlanda del Norte o en Oriente Próximo. Teníamos tres objetivos: primero, dejar atrás la guerra fría, mejorando nuestras relaciones con Rusia, China y la Europa unida, y solucionar el problema nuclear de Corea del Norte. Segundo, afrontar las nuevas amenazas a la seguridad mundial, como el odio étnico y las matanzas internas, el terrorismo y el tráfico de drogas. El tercer asunto es la construcción de una nueva estructura de paz y oportunidades a través del comercio: el Tratado de Libre Comercio en América del Norte, la Organización Mundial del Comercio... En temas de comercio, creo que es erróneo colocar el dinero por encima de los valores. Creo que debemos estar en el centro de esas redes para mejorar nuestro trabajo con otras gentes con el objetivo de la paz, los derechos humanos y la estabilidad mundial. Quiero explicar a los estadounidenses por qué debemos seguir pagando nuestra cuota a Naciones Unidas, por qué debemos participar en misiones de mantenimiento de la paz, en la ayuda a México, aunque las encuestas no me respalden en esto, porque tienen un interés a largo plazo. El mundo en que vivimos no nos permite el lujo de hacer una división fácil entre política exterior e interior.

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