Solución a una situación denigrante

El martes 9 de julio apareció en esta sección una queja colectiva que me ha hecho cavilar no poco: Josefina Domínguez y doce firmas más se sienten abochornadas porque "el cráneo y las vértebras de un manchego se encuentran expuestos ignominiosamente en un museo francés junto con los restos embalsamados de distintas alimañas".No he parado de darle vueltas al asunto hasta hoy.

Al fin creo haber dado con una maravillosa solución; con una solución más redonda que el argumento de san Anselmo. Así que, lógicamente ilusionado, me apresuro a proponérsela desde aquí al presidente José Bono, convencido de que no va a poder rechazármela.

¡Ya pueden respirar tranquilos los restos del honrado manchego! ¡Ya pueden descansar en paz Josefina y doce firmas más! ¡Ya pueden cerrar los ojos los hijos de Madrigueras! ¡Ya puede La Mancha sentirse lavada y reivindicada!

Porque he aquí la fórmula que resuelve, disuelve, plancha y allana el problema: señor Bono, harto de mi familia, que se niega a complacer mi última voluntad (a saber, que cuando muera me incineren todo menos la cabeza), le autorizo solemnemente para que trueque mi cráneo y mis vértebras por los del honrado manchego expuestos en la vitrina del museo francés. Así yo veré cumplido mi deseo, Y Josefina y doce firmas más, sus sentimientos aplacados. El resto de mí se puede incinerar, o mandar a una fábrica de piensos para vacas británicas.

Finalmente, por si surgiera prisa en la transacción, considéreme disponible a partir de este momento.-