La mejor cara de África

Estaba elegantísima con su traje blanco de ribetes dorados y turbante a juego. A sus 27 años, Oumou Sangaré es una estrella en Mali, todo un fenómeno al oeste de África, donde sus grabaciones se venden extraordinariamente bien, y una figura que despierta creciente interés en Europa y Estados Unidos. En la carpeta de su nuevo disco, Worotan, hay una foto en la que se la puede ver dentro de un coche rodeada de críos con los rostros pegados a los cristales.Fue una noche en la región de Wassoulou, lugar de bosques al sur de su país y reserva inagotable de cantantes femeninas. Con un caudal de voz impresionante, a Oumou Sangaré le viene de familia: su abuela ya era apreciada como cantante y su madre la llevó desde pequeña de bodas a bautizos. Sus canciones denuncian los matrimonios arreglados por los padres, las dificultades de las mujeres africanas para recibir educación o los efectos perniciosos de la poligamia. Un discurso progresista para una música tradicional de características circulares y cualidades hipnóticas, que no renuncia a hacer bailar. Con su actuación quedó claro, una vez más, que África es mucho más que hambrunas, guerras o dictadores. Un continente cubierto de buena música.