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Enterrados en Zaragoza los dos ahogados en un río al salvar a tres niños

Los restos mortales de Ramiro Clavería, de 33 años, y Lisardo Gabarre, de 23, que murieron el pasado viemes en Zuera (Zaragoza) tras lograr arrebatar de las aguas del río Gállego a tres niños a punto de ser arrastrados por la corriente, fueron inhumados a media mañana de ayer en el cementerio zaragozano de Torrero. Manifestaciones incesantes de dolor, cánticos desgarradores y luto riguroso en el cortejo fúnebre compusieron el escenario de despedida, en la intimidad de sus propios ritos religiosos evangelistas, con la compañía de varios cientos de miembros de la comunidad gitana.

El cementerio de Torrero acogió las oraciones del culto evangelista y los encadenados cánticos de- esperanza tras la pérdida de los seres queridos. En esta comunidad, que hace apenas una semana se vestía de fiesta para celebrar democráticamente las elecciones a patriarca, los dos hombres fallecidos son considerados auténticos héroes.Uno de ellos no sabía nadar y el otro lo hacía sin pericia, pero eso no evitó que, sin pensárselo dos veces, se lanzaran al agua al escuchar los gritos de socorro de tres pequeños que tenían dificultades para regresar a la orilla del Gállego a su paso por Zuera, a una veintena de kilómetros al norte de Zaragoza.

Los Clavería y los Gabarre son dos familias gitanas arraigadas en la comunidad aragonesa. Ramiro cumplió 33 años justo el día de su muerte. Precisamente su amigo Lisardo y otros miembros de la familia celebraban bajo los chopos situados a la orilla del Gállego su cumpleaños. Habían escogido esa zona para la fiesta porque en la capital aragonesa hacía demasiado calor.

Una fosa de cuatro metros

Tras la comida, las bromas y las felicitaciones de rigor, los niños comenzaron a jugar en el río. No tuvieron en cuenta la gran velocidad con la que bajan las aguas, nacidas un centenar largo de kilómetros más arriba, en el valle pirenaico de Tena. En determinado momento no pudieron hacer frente a la corriente. Pidieron socorro. Ramiro no lo pensó. Se metió en el cauce y sacó a la. más pequeña. Lisardo le ayudó con los otros dos críos.Ramiro Clavería se quedó sin fuerzas para volver a, tierra firme. Entonces, su amigo quiso auxiliarle, pero ambos fueron dando tumbos cauce abajo. Se los engulló el remolino de una fosa de más de cuatro metros. de profundidad, según los conocedores de la zona.

El propietario de un hotel cercano y el socorrista de la piscina de este establecimiento, avisados por familiares de las víctimas, no pudieron hacer nada por ayudarles, aunque el primero llegó a lanzarse -al agua. El socorrista rescató uno de los cadáveres y los bomberos de Zuera tuvieron que rastrear el fondo del río para recuperar el segundo cuerpo.

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El mismo viernes, una ceremonia religiosa en el barrio del Gancho, una de las zonas duras de la capital, sirvió para rendir homenaje a los dos hombres. Sus restos fueron acompañados ayer hasta los nichos donde reposarán, en el cementerio de Torrero.

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