Colombia y la corrupción

Dice el escritor peruano Mario Vargas Llosa, en el artículo que lleva por título La noche colombiana y que fue publicado en la página de Opinión de EL PAÍS el 30 de junio pasado, que Colombia "puede jactarse de tener la clase política más corrupta de América Latina". No quiero entrar en discusiones con una persona de las condiciones del señor Vargas, porque respeto sus puntos de vista.Debo, sin embargo, dejar muy en claro que aun cuando el fenómeno de la corrupción, como universal que es, ha afectado a mi país, todos los estamentos de la sociedad colombiana, incluidos un amplio sector de la dirigencia política y el Gobierno, se han empeñado en generar al unísono, durante los últimos años, una cultura de la ética pública, precisamente por haber sufrido los embates de la delincuencia organizada.

No hay que recordarles a los lectores de EL PAÍS ni a usted, señor director, ni al señor Vargas, cuántos miles de colombianos -ciudadanos del común, policías, jueces, periodistas, políticos y candidatos presidenciales- han sido víctimas mortales por su lucha valiente contra el, narcotráfico, la corrupción y los criminales de toda estirpe.

Tampoco sobra advertir que ninguna otra nación del mundo ha pagado un precio tan alto. - encargado de Negocios de la Embajada de Colombia.