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Yeltsin cancela una reunión con el vicepresidente de EE UU para "descansar" en un sanatorio

RODRIGO FERNÁNDEZ, El presidente ruso, Borís Yeltsin, canceló inesperadamente ayer su reunión con el vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, que se encuentra de visita oficial en Moscú, y se retiró -oficialmente "a descansar"- al sanatorio de Barvija. Desde finales de junio Yeltsin no ha aparecido en actos públicos y, según algunas fuentes cercanas al Kremlin, ha sufrido dos crisis cardiacas. No obstante, de acuerdo con su servicio de prensa, el presidente sólo ha tenido bronquitis y un resfriado. Yeltsin, por otra parte, nombró ayer al economista liberal Anatoli Chubáis nuevo jefe de la Administración presidencial.

"Está cansado, muy cansado. Deseo repetir una vez más que no está enfermo", dijo ayer el portavoz presidencial, Serguéi Medvédev, refiriéndose a Yeltsin. "A partir de hoy [por ayer], el presidente de la Federación Rusa, Borís Nikoláievich Yeltsin, está de vacaciones", agregó.La semana pasada se había informado de que Yeltsin no tomaría vacaciones antes del 9 de agosto, cuando está prevista la ceremonia de toma de posesión del presidente para un segundo mandato. Ahora el líder ruso estará 15 días ausente de Moscú, pero continuará realizando algunos trabajos. Por ejemplo, la reunión con Al Gore, que debería haberse celebrado ayer en el Kremlin, tendrá lugar hoy, según Medvédev, en el sanatorio de Barvija, situado a 20 kilómetros al oeste de Moscú.

A pesar de las explicaciones oficiales, los observadores piensan que la salud de Yeltsin no es buena. La cancelación de la entrevista con Gore fue completamente inesperada: miembros del equipo del vicepresidente así como funcionarios de la Embajada norteamericana ya se encontraban en el Kremlin cuando se enteraron de que Yeltsin estaba en Barvija.

Desde el 26 de junio, no ha visto a Yeltsin nadie que no sea de su entorno. Precisamente aquel miércoles, el presidente, después de participar en una ceremonia de graduación de cadetes, tuvo una crisis cardiaca, según fuentes cercanas al Kremlin.

Sufrió otra al día siguiente, y desde entonces los rusos pudieron ver a su presidente -torpe de movimientos y con la cara hinchada- sólo por televisión. El 3 de julio, día de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, Yeltsin ni siquiera pudo ir a votar al colegio electoral donde está inscrito, y se vio obligado a hacerlo en el sanatorio de Barvija.

Es cierto que la semana pasada el líder ruso mantuvo una serie de reuniones con sus ayudantes y otros altos funcionarios, y en las imágenes mostradas por la televisión se le vio mucho mejor que antes. Aparentemente, la gran actividad desplegada por Yeltsin la semana pasada influyó negativamente en su estado de salud, y ahora se ha visto obligado a internarse en el sanatorio de Barvija, el mismo donde pasó los últimos meses de 1995 recuperándose de su segundo infarto en menos de cuatro meses.

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Medvédev dijo que el principal objetivo del internamiento de Yeltsin en Barvija es "reponer fuerzas", pero, "si es necesario algún tratamiento, los médicos lo harán".

Por otra parte, Yeltsin nombró ayer al liberal Anatoli Chubáis como nuevo jefe de su Administración -cargo equivalente a director de gabinete-, en sustitución del conservador Nikolái Yegórov. Minutos antes de que se hiciera pública la noticia, el servicio de prensa del presidente informó de que Yeltsin se había entrevistado en Barvija con Yegórov, que sigue encabezando la comisión encargada de organizar la ceremonia de toma de posesión del 9 de agosto.

Chubáis, que durante la campaña electoral encabezó uno de los equipos analíticos para mejorar la imagen del presidente, deberá organizar, en primer lugar, la fusión del gabinete de Yeltsin y del cargo de primer ayudante. Esto significa que este puesto desaparece y que Víktor lliushin, el hombre más cercano a Yeltsin, recibirá otro cargo, posiblemente el de vicejefe de Gobierno.

El retorno de Chubáis al Kremlin llega por sorpresa, ya que él mismo había declarado tras las elecciones que no aceptaría ningún cargo para dedicarse a los negocios. Además, Chubáis es un político muy impopular por haber sido el responsable del polémico programa de privatización de las empresas estatales rusas. El mismo Yeltsin responsabilizó a Chubáis del fracaso del partido del poder Nuestra Casa Es Rusia en las parlamentarias de diciembre pasado y le destituyó como viceprimer ministro.

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