David Bowie y Damien Hirst, dos provocadores cara a cara
El cantante entrevista al artista británico con motivo de su exposición neoyorquma
David Bowie entrevista a Damien Hirst en Nueva York, con motivo de la exposición de éste en la galería Gagosian. Organizado por la revista Modern painters, el encuentro de dos iconos culturales que pueden sorprender e irritar y, al mismo tiempo, provocar e inspirar, proporciona perspectivas acerca de la mente del artista contemporáneo más polémico del Reino Unido. Cara a cara con una superestrella tan volcada como él en la experimentación multimedia, Hirst se guarda su rutinario cinismo para ofrecer una interesante exposición de la filosofía del artista de instalaciones. Hirst se confiesa deudor de los artistas que han tratado "con lo espantoso".
Pregunta. Lo que parece definir su trabajo como algo completamente distinto de lo que hacen sus compañeros es un grado mucho más alto de pasión personal. Un fuerte resentimiento ante la idea de la muerte. Indudablemente me parece emotivo, una especie de reverberación, mientras que en la obra de sus amigos, como Gavin Turk o Sarah Lucas, por ejemplo, la base parece ser un cinismo directo, quizá una sombría postura irónica. Usted parece tratar dos mundos a la vez: un conceptualismo y una expresión de la personalidad bastante más tradicional. Algo que huele a vida emocional. ¿Es eso correcto?Respuesta. Sí, creo que sí. Quiero decir que no lo puedo negar. Creo que el arte no es sólo un lenguaje visual que comunica una idea. Puede que las ideas no cambien, pero evidentemente el mundo sí. Entonces, ¿cambia el contexto de esa idea? Sin embargo, de lo que estoy completamente seguro es de que la obra debe ser absolutamente deliciosa visualmente y de que no necesariamente hay por qué esforzarse mucho en intelectualizarla. Puede tratarse de algo fundamentalmente expresionista. Como dijo Bonnard: "Simplemente me encantan estos colores".
P. ¿Cómo se titulan esas estupendas obras suyas con las mariposas incrustadas en la pintura?
R. In and out of love [Dentro Y fuera del amor].
P. Eso, In and out of love. Esas obras son intensamente estéticas, absolutamente hermosas y, a la vez, transmiten ideas.
R. Creo que contienen contradicciones. Supongo que son bonitas como cuadros, pero si las miras de cerca, las mariposas están pegadas en la pintura. Así que te preguntas: "¿Llegaron ahí por accidente, o es esto el resultado de algún pequeño experimento científico malévolo o es una mera exposición de algún tipo? Me parecen bonitas, pero también me parecen repulsivas. Si uno se pone en el lugar de la mariposa en cuestión, es bastante horrible.
P. ¿Hay que tener una conciencia social como artista?
R. No tengo conciencia social cuando trabajo. No está en mi mano. Puede que el espectador quiera juzgar eso. La interpretación no me preocupa demasiado. Tampoco puedo permitirme preocuparme por tabúes, ni siquiera por una idea de integridad. La integridad se tiene o no se tiene.
P. Me afecta y sobresatura el empuje de las imágenes. Ningún significado, ningún autor, sólo multiinterpretación. Empiezo a olvidar la historia. Me refiero al presente de la historia. Las cadenas de noticias manejan a, un líder mundial y lo llevan por la nariz de crisis en crisis. El líder mundial no tiene espacio para analizar ninguna situación, sólo tiene tiempo para inventar alguna frase pegadiza para las cadenas. Nosotros, como público, respondemos con la misma moneda. Me encuentro a gusto con la contradicción: mis raíces están en los pluralistas años setenta. ¿Qué artistas le influyeron? No necesariamente su obra, sino, quizá, su actitud hacia su obra.
R. Algunos son evidentes, supongo. Como Bacon, Soutine, Gericault o Dennis Potter. Cualquiera que tratase con lo espantoso. En mi caso, puede ser la contradicción entre vida y muerte, el cuerpo y la existencia. El cuerpo frente a un paisaje creativo, por ejemplo...
P. ¿Brota el trabajo que produce de la experiencia de la vida real, trabaja hasta que una idea empieza a formarse, o se trata de una combinación de ambas cosas?
R. Creo que se trata de una combinación de ambas cosas. Observo y juego constantemente. Al vivir en un mundo con tantos objetos, yuxtapuestos de tantas formas diferentes, hay un millón de ideas. A menudo, me detiene un objeto de la vida cotidiana colocado en una situación aterradora. Pero otras veces parto de una escultura visual. Durante mucho tiempo, he tenido la imagen de un paraguas en la cabeza, por influencia de Bacon, supongo, y he estado pensando en una forma de utilizarlo en una situación muy física y horrible. Una especie de Bacon tridimensional.
P. Parece que los pintores le estimulan mucho más que los escultores.
R. Es un mundo completamente ilusorio. Es una especie de fe en lo cuadrado. Si se fija, en muchas de las pinturas que he hecho, siempre hay un planteamiento escultural. Son casi como un logotipo, como una idea de mí mismo como artista. Una especie de idea consumista escultural.
P. Producto más personalidad igual a marca.
R. Obra de arte más artista igual a arte.
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