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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Niños anoréxicos

NIÑOS ENTRE 9 y 13 años están llegando a las unidades especializadas en anorexia de varios hospitales españoles. Es un fenómeno nuevo y preocupante. Son niños en la llamada edad prepubertal que deciden dejar de comer y se convierten así en torturadores de sus propios cuerpos y de sus progenitores. La anorexia es un trastorno mental que distorsiona la realidad a ojos de quien la padece y que tiene el campo abonado entre las adolescentes del sexo femenino. Es un desorden devastador para el paciente y desquiciante para los que le rodean, pese a que sea conocido y que, por fortuna, sólo ataque a un pequeño porcentaje de la población.Pero el hecho de que por primera vez se registren casos de niños afectados por la anorexia ha sorprendido y alarmado a los psiquiatras, que se han apresurado a preguntarse por las pautas de comportamiento que la sociedad actual es capaz de transmitir a sus hijos para que éstos, a la temprana edad de nueve años, caigan en un trastorno tan sumamente cruel y autodestructivo. Es ésta una sociedad que valora el cuerpo, la delgadez y el dinero por encima de otras consideraciones, y que abandona a sus hijos en los colegios, las guarderías y unas salas de estar siempre presididas por un televisor encendido que amansa a esas fierecillas sin domar con dibujos animados, cuerpos danone y rubias delgadas sobre el capó de un coche de lujo.

¿Qué está pasando? Al cuerpo social le cuesta encajar cualquier comportamiento extraño o violento que proceda de los niños porque entonces es cuando, más que nunca, la propia sociedad se ve obligada a tentarse la ropa. Porque sabe que ya no puede buscar culpables ajenos cuando son niños los que secuestran y matan a otro en Liverpool o los que extorsionan a compañeros de clase. Ahora bien, no basta con buscar la causa de esta enfermedad de orden mental en que unos padres muestren una exagerada preocupación por la estética, hagan dejación de su responsabilidad y autoridad bien entendida, no prohiban la televisión a sus hijos o de que las modelos se empeñen en marcar las costillas. Como nueva enfermedad infantil, esta perturbación del comportamiento requerirá una indagación exhaustiva que seguramente lleve a los especialistas hasta los más recónditos abismos de la mente humana, allá donde se fragua la actitud ante la muerte.

La sociedad actual ha ganado la batalla a muchas enfermedades y ha barrido también muchas malas costumbres, al tiempo que se enfrenta a nuevas pandemias y a nuevos usos sociales de efectos desconocidos. Un niño anoréxico es una víctima de terrores seguramente antiguos con consecuencias novedosas.

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Un niño anoréxico, dicen los especialistas, ve su propia realidad distorsionada. Cuando se mira al espejo no ve a un niño sano con toda una vida por delante, sino a un personaje gordo digno de ser apartado. Un niño anoréxico es, probablemente a su vez, el espejo de una sociedad opulenta y caprichosa con cierta facilidad para perder el norte.

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