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El Ecofin decidirá hoy reducir a un simple informe la evaluación de la primera criba para estar en la UEM

La primera criba para constatar qué monedas se incorporan al euro y cuáles se quedan a la espera debería realizarse antes de que acabe este año. Así está consagrado en el artículo 109.J del Tratado de Maastricht, aunque hace ya muchos meses que los Quince admitieron que la creación de la moneda en su primera cita (1 de enero de 1997) era un quimera y que ésta no podrá ver la luz hasta la segunda fecha, dos años después.Pero una cosa es la criba real y otra la imaginaria. No está claro que el aplazamiento del euro exima del deber jurídico de realizar el examen previsto en el Tratado de Maastricht. Esa era, al menos, la opinión del Consejo de Ministros el 10 de Junio pasado, cuando defendió su importancia y su utilidad "para examinar los progresos realizados por los Estados miembros en materia de convergencia y en lo que concierne a las legislaciones nacionales necesarias para la realización de la Unión Económica y Monetaria". Así reza una respuesta oficial a la pregunta de un eurodiputado inquieto por la posibilidad de que se recorten los derechos del Parlamento Europeo.

Pero a los pocos días, los jefes de Estado o de Gobierno, reunidos en Florencia, decidieron todo lo contrario: ya que se aplazó la primera cita, vale más renunciar también al examen. ¿Por qué? Para restar importancia al fracaso y evitar tensiones en los mercados. La consigna de los líderes será acatada hoy por sus ministros de Economía: el Ecofin decidirá reducir la primera criba a un sencillo examen de etapa con escasos alardes y dejar para la primavera de 1998 el examen definitivo.

La Comisión se resiste

La decisión no es del agrado de la Comisión Europea, que teme que sea una señal de debilidad. Tampoco la presidencia irlandesa la ve con buenos ojos. A su juicio, las conclusiones de Florencia -"El Consejo Europeo ( ... ) confiriría que la tercera fase de la UEM comenzará el 1 de enero de 1999, como se acordó en Madrid, lo cual significa que la evaluación prevista en el artículo 109.J de Tratado no será necesaria"- sólo afectan a una parte de ese artículo y su objetivo no es evitar el examen, sino ratificar la fecha de 1999.Lo que los Quince quieren reducir a mero, examen es un ejercicio muy preciso y detallado que arranca con la presentación de sendos informes de la Comisión y el Instituto Monetario Europeo al Ecofin y al Parlamento Europeo. En ellos se debería evaluar a cada Estado miembro y su grado de cumplimiento de las condiciones de convergencia. A partir de esos informes, el Ecofin vota por mayoría cualificada si cada Estado cumple con Maastricht y si hay un mínimo de monedas para formar el euro. Como último paso, el Consejo Europeo, formado por los jefes de Estado o de Gobierno, adopta la decisión política definitiva. Este paso sería el suspendido ahora en Florencia, al ser una evidencia su dictamen negativo.

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