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LOS ARQUITECTOS Y LA CIUDAD

La arquitectura humana, social y política desborda el final del congreso de la UIA

Correa, Erskine, Legorreta y Rogers, aluden a la realidad y necesidades del Tercer Mundo

"¡Venceremos!". Wolf Prix cerró ayer los debates centrales del XIX Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) con esta pintada vista en La Habana. "Venceremos", repitió Ignasi de Solà-Morales, ponente general, al agradecer el entusiasmo de las 4.000 personas que siguieron en el Palau Sant Jordi, de Barcelona, las 15 ponencias en tomo al tema propuesto: Presente y futuros: Arquitecturas en las ciudades. La necesidad de una arquitectura humana, social y política, con un llamamiento sobre la situación crítica del Tercer Mundo y el despilfarro de recursos, se impuso, en varias ponencias, sobre todo, de Charles Correa, Ralph Erskine, Ricardo Legorreta y Richard Rogers, a las de contenido más abstracto y filosófico.

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El británico Richard Rogers impuso el tono del debate al referirse al "cambio radical" que se produce en la sociedad y en la tecnología, en una situación de información global y alto consumo energético. La ciudad sostenible, el tiempo libre, la alta tecnología, la identidad y la movilidad fueron otros aspectos tratados para defender "un ser social cívico involucrado en el pensamiento creativo". "Tenemos riqueza y conocimiento y como arquitectos tenemos una responsabilidad social, política y técnica".El mexicano Ricardo Legorreta, muy aplaudido por los numerosos congresistas latinoamericanos, se refirió a la tarea del profesional "para ofrecer ambientes de felicidad". "Los arquitectos hemos perdido el sentido del humor", dijo al exponer sus ideas sobre los ambientes de trabajo, el "despertar imaginación y libertad", los museos como centro de vida, las plazas y espacios públicos y los lugares de vida espiritual. "O nos concentramos a servir a la comunidad o la comunidad está en riesgo de morir".

La llegada inesperada al congreso, dudosa por, su avanzada edad, de Ralph Erskine, premio Pritzker, fue un alegato en favor de los desfavorecidos. "Los arquitectos nos hemos visto atrapados por las necesidades de las clases medias y altas y tenemos que implicarnos en las necesidades reales de los necesitados, con una arquitectura funcional y bella". Hizo un llamamiento a los jóvenes para que participen en el destino de la humanidad.

Bombay

El indio Charles Correa ilustró la situación de Bombay, de 12 millones de habitantes, la mitad en suburbios, para decir que es una cuestión "humana y política". En su manifiesto personal incluye los espacios abiertos, la participación, el pluralismo y la justicia. "Si hay hambruna, la solución no es hacer un libro de cocina", indicó después. "Esto es un insulto. La gente sabe cocinar, y sabe construir. Lo que necesita es espacio". En su defensa de la arquitectura abierta, Correa indicó: "Los del Norte han redefinido lo que es la arquitectura diciendo que es algo cerrado y sellado. Copiaron las columnas de los templos porque no podían llevarse los patios". El paquistaní Kamil Khan Mumtaz describió el "auténtico infierno" ante él crecimiento de la población y el fracaso de los Estados. En su opinión se necesitan más modelos de construcción, control de recursos y nuevos criterios, de desarrollo y progreso. El italiano Pietro Derosi reconoció las culpas de la cultura occidental: "Tenemos que hacer-autocrítica porque no creo que podamos dar muchas lecciones teniendo en cuenta el desastre que son nuestras ciudades".

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