Tiempo de cuartetos
No se ha prodigado en exceso la música de cámara -y en conereto, los cuartetos- en los festivales Mozart de la revista Scherzo. Como excepción, en el 91, año del segundo centenario de la muerte del compositor, el cuarteto Melos de Sttugart ofreció en cuatro conciertos los seis dedicados a Haydn y, reforzado por el viola Enrique de Santiago, tres de los maravillosos quintetos de cuerda, pero no deja de ser significativo que hasta esta edición no se hubiese interpretado ni un solo cuarteto de Haydn.Es buen síntoma el cambio de tendencia. Los cuatro conciertos de esta semana son, de hecho, ejemplares, y al decir esto no me refiero únicamente a los intérpretes, sino también a los programas.
IX Festival Mozart
Obras de Mozart, Haydn y Arriaga.Cuarteto Alban Berg (2 de julio). Cuarteto Sine Nomine y Cristina Bruno (3 de julio). Auditorio Nacional. Madrid.
El Alban Berg seleccionó tres de los seis cuartetos que Mozart compuso a Haydn, que constituyen el punto más alto de su aportación a este género. La versión fue profundamente vienesa: profunda, en la mirada de un grupo que plantea sus interpretaciones desde una sensibilidad actual; vienesa, en la transparencia sonora y en lo que podríamos denominar expresión cálida. No es raro que en un cuarteto, como el Alban Berg, que deja su sello en Beethoven o en los valses y polkas de la familia Strauss. Por sí mismos o en versiones para grupo de cámara de Schönberg, Berg o Weber, es decir, Viena desde Viena, con el tiempo como espejo.
Al Sine Nomine le corresponde un mérito muy de agradecer. Cada uno de sus tres programas (hoy es el último) comienza por un cuarteto de Arriaga. La amabilidad, el melodismo encantador ("deliciosamente anacrónico", escribe Luis Carlos Gago), del precoz compositor bilbaíno fallecido antes de cumplir los 20 años, es sacado a flote por el Sine Nomine- con una naturalidad no exenta de nostalgia.
Compositor de referencia
También en cada sesión hay un cuarteto de Haydn. Bellísimo el Opus 77 número 1 del miércoles; la interpretación, vibrante y sin excesos expresivos deja las cosas en su sitio y reivindica la lucidez de un compositor de referencia no siempre atendido como merece (una excepción: el festival de Edimburgo dedica este verano 19 programas a los cuartetos de Haydn).Cristina Bruno fue la solista del primero de los dos cuartetos con piano de Mozart. Impulsiva, de sonido compacto, se unió felizmente al Sine Nomine para redondear una tarde de gran música. Y es que no solamente de óperas o sinfonías viven los mozartianos madrileños. Esta semana parece haber traído el tiempo de los cuartetos, qué bien.
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