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La industria alemana apoya un euro formado por un amplio número de países

La Asociación Federal de la Industria Alemana (BDI), que agrupa y representa a 80.000 empresas, se pronunció ayer en Bonn de forma tajante en favor de la futura moneda europea, el euro, como muy beneficiosa y necesaria para la competitividad internacional de la industria alemana. Los industriales son partidarios de que en esta unión monetaria participe el mayor número de países posible para evitar fluctuaciones de los tipos de cambio que resten competitividad a las empresas alemanas.

En una conferencia de prensa, celebrada ayer en Bonn, los portavoces de la BDI presentaron el resumen de un foro de discusión sobre el tema de la unión económica y monetaria europea (UEM) en forma de un folleto impreso con cuidado y que lleva por título El euro: oportunidad para la industria alemana. El presidente de la BDI, Hans-Olaf Henkel, en el texto que introduce el folleto escribe: "La UEM es una aportación especialmente importante para hacernos de nuevo competitivos. Los esfuerzos conjuntos en dirección a Maastricht comienzan a dar rendimiento. La presión de la convergencia en la antesala de la UEM ejerce en Alemania y en nuestros. países socios europeos una influencia. positiva. sobre la estabilidad y las finanzas públicas".Para Henkel, la UEM y la presión ejercida por la necesidad de cumplir los criterios de convergencia tienen un efecto positivo sobre la economía y son por tanto "una importante decisión estratégica para marcar el camino a seguir".

Evitar fluctuaciones

Se comprende el interés de Alemania por la moneda europea y así se desprende de las palabras de uno de los voceros de la BDI ayer, Helmut Werner, presidente de la Mercedes Benz, quien aseguró que las fluctuaciones monetarias habían supuesto una pérdida de 600 millones de marcos (algo más de 50.000 millones de pesetas) para su empresa el año pasado.Werner destacó que la industria alemana puede competir a base de productividad, pero sin unos precios constantes es imposible y añadió que, sin una moneda única, el mercado interior europeo no existe. Sin el euro, no se pueden mejorar las condiciones de competitividad, dijo.

Henkel calificó de "contraproducente y prematura" la discusión sobre si Alemania cumplirá los criterios de convergencia del Tratado de Maastricht y añadió que en 1997, año que sirve de base para el examen de entrada, el déficit público sólo estará algo por encima del 3% del producto interior bruto (PIB), pero que el Tratado permite un margen de interpretación. No obstante, Henkel aseguró que los criterios de convergencia (inflación, déficit, endeudamiento y tipos de interés) deben tener prioridad sobre el' cumplimiento del calendario.

A la hora de nombrar los posibles candidatos a superar la prueba de selectividad de Maastricht los voceros de la BDI mencionaron a siete u ocho países como núcleo inicial y añadieron el Reino Unido, aunque falte la voluntad política. No obstante, los dirigentes de la BDI especularon con un cambio político en el Reino Unido tras las elecciones y la posibilidad de un Gobierno más proeuropeo.

El deseo de los industriales alemanes es que participen en la moneda única el mayor número de participantes posible y abogaron por una "solución pragmática" para incluir desde el principio de la unión monetaria europea a Alemania, Francia, Austria, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Dinamarca e Irlanda.

En un punto coincidieron los portavoces de la BDI: no nombraron entre los posibles candidatos a cumplir los criterios de convergencia ni España, Italia, Portugal o Grecia. A estos cuatro países se les llama ya de forma irónica en ciertos ambientes alemanes "el Club Méditerranée".

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