Profanadas 67 tumbas del cementeno judío de Varsovia

Un grupo de vándalos destruyó, en la noche del lunes de la pasada semana, 67 tumbas en el cementerio judío de Varsovia. La profanación se produjo a escasos días del 50ª aniversario del pogrom de, Kielce, una matanza en la que murieron 42 judíos. El gran rabino de Polonia, Menachem Joskovitz, ha criticado duramente a los autores de la fechoría. "Aquí ya no hay judíos, no quedan más que tumbas", puntualizó Joskovitz, recordando que la antaño numerosa comunidad judía en Polonia cuenta con apenas 10.000 personas.

El rabino también ha hablado del efecto negativo que sobre la imagen de Polonia en el mundo suscitan actos así. "Los extranjeros no querrán venir aquí", es lo que ha dicho Joskovitz en una emisora de radio.La profanación del cementerio, un camposanto cuyos orígenes se remontan a principios del siglo pasado y que es el más grande de Polonia, no ha sido el primer acto de antisemitismo que sufre esta necrópolis en los últimos años. La anterior profanación se produjo en 1990, durante la campaña presidencial, en la que también varios candidatos usaron lemas antisemitas.

La destrucción de las tumbas judías coincide con las celebraciones del 50ª aniversario de más cruento pogrom que se produjo en Polonia después de la ll Guerra Mundial, en la ciudad de Kielce (a 200 kilómetros al sur de Varsovia). En aquella matanza murieron 42 judíos a manos de civiles polacos y de soldados del Ejército. Estas víctimas se habían salvado milagrosamente del holocausto nazi.

El pogrom comenzó cuando por la ciudad corrieron rumores sobre una supuesta matanza ritual de un niño de nueve años. El muchacho fue encontrado pocas horas después con vida. Historiadores y sociólogos opinan que la matanza de 1946 podría haber sido efecto de una provocación política, pero también del antisemitismo polaco y del temor de los polacos ante el regreso a sus casas de judíos repatriados de la URSS.