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Las nuevas cercanías se estrenan con una subida sorpresa de hasta un 65%

Vicente G. Olaya

La sorpresa esperaba ayer en las taquillas. Las nuevas líneas de cercanías del noroeste de la región que Renfe puso en funcionamiento el domingo pasado (las C- 10 y la C- 100 de Villaba a Chamartín por Príncipe Pío), que reducen a casi la mitad los tiempos de llegada desde la sierra a la capital, llegaron ayer con una inesperada novedad: los abonos de 10 viajes y los billetes individuales habían subido, sin previo aviso, entre un 22% y un 65,8%.El incremento ha sido motivado por la modificación de las zonas tarifarias en las que están incluidas las estaciones. El mapa actual tras las correcciones queda así: las estaciones de la capital más céntricas (Príncipe Pío, Atocha o Chamartín) están encuadradas en la denominada zona 0, la más barata. Las estaciones de los barrios periféricos se encuentran en la zona A un poco más cara (Embajadores, Villaverde o Entrevías). Los primeros pueblos de la corona (Aravaca, Pozuelo) se sitúan en la zona B- 1, área aún más cara de atravesar en tren. Y así sucesivamente, por ejemplo, B-2 (Majadahonda), B-3 (Torrelodones), C-1 (El Escorial) y C-2 (Cercedilla y el puerto de Cotos).

Renfe cambió el domingo, "por razones de un nuevo esquema de explotación", la situación tarifaria de la estación de Príncipe Pío, que pasó de la zona A a la 0. Lo que en principio parecía una buena noticia se reveló ayer como un incremento notable de los precios para los usuarios que utilicen esta estación. El aspecto central de la cuestión está en que los viajeros pagan en virtud del número de zonas que atraviesan. Hasta ahora, un viajero que se trasladase, por ejemplo, de Majadahonda (B-2) a Príncipe Pío (A) atravesaba en su recorrido tres zonas: B-2, B-1 y A. Por este recorrido pagaba 145 pesetas. Ahora, con el cambio, tiene que pasar por cuatro: B-2, B-1, A y 0, lo que le supone desembolsar 225 pesetas por el mismo recorrido. Es decir, un aumento del 55,1%. Si en vez de comprar billetes sencillos adquiere bonos de 10 viajes, el incremento se dispara hasta el 65,8%.

Renfe minimiza el número de perjudicados: "Ese caso sólo afecta al 0,42% de los usuarios", que son, según la compañía, los que se bajan en Príncipe Pío.

Renfe reconoce que la subida media es del 42%. Las consecuencias de este cambio afectan a todas las estaciones que se encuentren en el oeste de la región. Y se producen casos curiosos. Por ejemplo, un viajero que desde Pozuelo quiera ir a la estación de Chamartín tiene dos opciones: la línea C7A (por el norte de Madrid) o la C-7B (por el sur). Si va por la C-7A atravesará cuatro zonas tarifarias y seis estaciones (1.700 pesetas el bono de 10 viajes). Si va por el sur C-7A sólo pasará por tres zonas (1.025 pesetas, un 65% menos). Sin embargo, este recorrido es más largo: nueve estaciones. Es decir, tendrá que elegir entre pagar más o llegar antes.Ayer, primer día laborable en el que, además, se estrenó una línea rápida de Villalba a Madrid (la C-100, con paradas sólo en Las Rozas y El Pinar), el desconcierto de algunos viajeros era notable. Los indicadores electrónicos de la estación de Villalba, por ejemplo, no funcionaban. Estos aparatos son indispensables, dada la complejidad del nuevo sistema ferroviario. Coger un tren u otro puede resultar más caro, por lo anteriormente explicado. Salvador, uno de los interventores, no cesaba ayer de dar indicaciones a los usuarios.

En Villalba, a las 7.35, apareció ayer el tren que se esperaba a las 7.26. Los viajeros consultaban sus relojes de muñeca, porque ningún reloj visible de Renfe indica en esta estación la hora. A las 7.59, el tren llegó a El Pinar: 10 minutos de retraso, tres de ellos causados por paradas inesperadas a mitad de camino. En la siguiente estación, Las Rozas, el retraso era ya de sólo ocho minutos. A las 8.11, dos minutos después de la hora prometida, el tren llegó a Príncipe Pío. "Bueno, el retraso ha sido pequeño. Estos tíos son majos", decía por los pasillos de la estación Beatriz Gálvez, estudiante. A pocos metros de ella, Lucía Crespo discutía con el taquillero: "Pero bueno, ¿cómo es posible que el billete de 10 viajes a Majadahonda haya subido 700 pesetas?". El taquillero intentaba convencerla de que ahora podía viajar gratis por la zona 0 [a la que pertenece ahora tanto Príncipe Pío como Atocha o Chamartín]. "Pero ¿para qué narices voy a ir yo a Chamartín? Yo adonde quiero ir es a Majadahonda". El taquillero se encogió de hombros.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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