Un sensor mal programado por los franceses destruyó el supercohete europeo Ariane 5
El error, según el primer balance, consistió en no cambiar los parámetros del Ariane 4
Un sensor probablemente inútil para el funcionamiento del Ariane 5 y, en todo caso, mal programado fue la causa del accidente que provocó la destrucción del supercohete europeo el pasado 4 de junio en Kuru (Guayana francesa). Los técnicos de las empresas relacionadas con el cerebro electrónico del cohete creen haber determinado ya exactamente el fallo y han comunicado sus conclusiones a la comisión oficial que investiga el accidente, que, sin embargo, no hará públicas las suyas hasta mediados de julio. Mientras, los implicados guardan silencio. En todo caso, a falta de que se confirme oficialmente, es algo que no debería haber pasado, explican los expertos consultados por EL PAÍS.
El problema es que se ha utilizado un equipo diseñado para el cohete Ariane 4, el anterior modelo de la serie Ariane, sin modificarlo convenientemente. El fallo ha sido de ingeniería de sistemas, no de funcionamiento de ningún instrumento, señalan los expertos. Es decir, es un fallo de especificaciones, que debería haber sido detectado durante los numerosos ensayos y simulaciones efectuados en los últimos años con todos los elementos del cohete.La clave está, según estos resultados preliminares, en un pequeño equipo, el sistema de referencia inercial (SRI) del cohete. Va instalado, duplicado, en la caja de equipos (el cerebro electrónico del cohete), y consta esencialmente de acelerómetros, que miden la aceleración, y giróscopos láser, que miden los ángulos. Tiene dos calculadores, para procesar los datos obtenidos y para comunicarse con el ordenador de a bordo, que controla el cohete.
Cuestión de verticalidad
Entre las funciones para las que está programado el SRI figura la de medir la verticalidad del cohete, porque el Ariane 4, para el que se hizo este equipo, es un cohete largo y estrecho que debe subir al principio en una estricta vertical. Sin embargo, el Ariane 5 tiene una mecánica de vuelo diferente (es más potente y menos esbelto) y puede inclinarse casi desde que despega para alcanzar la órbita.En el lanzamiento del Ariane 5, dada la inclinación (normal) del cohete, a los pocos segundos, el registro de esta función se bloqueó (por desbordamiento u overflow), ya que no estaba programado para medir las magnitudes (el Ariane 4 nunca se desplaza horizontalmente tanto) que midió. El bloqueo de este registro provocó el de los calculadores del SRI, que no pudo comunicar sus datos al ordenador central, sólo pudo decirle que no le podía dar información. Lo mismo pasó con la segunda unidad.
Al cabo de varios segundos, el ordenador volvió a interrogar sin éxito al SRI, interpretó que la trayectoria del cohete estaba mal y la intentó corregir, con la fatal consecuencia de que el cohete se inclinó demasiado y se rompió. Inmediatamente actuó el sistema interno de destrucción y se produjo la explosión. Dos cambios de números en dos líneas de código de ordenador o la anulación de esta función hubieran probablemente evitado el accidente.
Esta deducción de los técnicos se basa en que se ha recuperado gran parte de la caja de equipos, donde está el SRI, y se ha podido leer la memoria donde se almacenan los datos del registro citado, por lo que existen pocas dudas de que esto, al menos, funcionó mal.
Se produjeron dos factores de mala suerte, además. De las siete funciones que tiene el SRI, cuatro están protegidas contra el overflow y tres no, porque no se pueden proteger todas por motivos técnicos. La del fallo no estaba protegida. Además, esta función sólo estaba programada para funcionar durante los 50 primeros segundos y la destrucción del cohete se produjo a los 37 segundos, 10 segundos después del bloqueo. Pero funcionó demasiado bien.
Las empresas implicadas son francesas todas ellas. No se ha detectado fallo alguno por ahora en ninguno de los equipos suministrados por empresas españolas. La fabricante del SRI es Sextant Avionique, la más prestigiosa del sector, pero puede alegar que se atuvo a las especificaciones dadas por sus clientes, Matra Marconi Space y en último caso el Centro Nacional Espacial Francés (CNES), y que las pruebas de aceptación se admitieron.
La empresa Aerospatiale es citada también como posible responsable de los ensayos en los que se no se detectó el fallo, en cuanto a los primeros 50 segundos de vuelo, por lo que es probable que la responsabilidad quede compartida.
Evitar algo parecido precisará volver a analizar, entre otras cosas, todas las especificaciones, por lo que parece probable que no se pueda realizar el segundo vuelo de un Ariane 5 antes de principios de 1997, aunque el ministro francés François Fillon manifestó el jueves que quizá se pudiera acometer este mismo año, dada la rápidez de las investigaciones.
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