El Parlamento alemán amplía hora y media el horario de los comercios
El Parlamento Federal alemán (Bundestag) aprobó ayer en Bonn, por una exigua diferencia de 327 contra 321 diputados, poner fin a una de las vacas sagradas vigentes en el país desde hace 40 años y amplió una hora y media el horario de apertura de los comercios: desde el próximo 1 de noviembre abrirán hasta las 20.00 horas los días de diario y las 16.00 los sábados. En un alarde de liberalismo desbocado, se permitirá también a los panaderos cocer durante tres horas pan los domingos, algo que hasta ahora estaba prohibido.Dentro de la ola de desmantelamiento del Estado del bienestar que recorre Alemania, el Bundestag ha adoptado ayer una medida revolucionaria: ampliar' las horas de apertura de los comercios hora y media cada día y dos horas los sábados. Votaron a favor de la medida los diputados de la coalición de centro-derecha entre democristianos (CDU/CSU) y liberales (FDP) que gobierna en Bonn y en contra toda la oposición de socialdemócratas (SPD), verdes y poscomunistas (PDS).
Todavía no podrán cantar victorias los perversos partidarios de comprar a horas tan intempestivas como las siete de la tarde. La segunda cámara legislativa, el Consejo Federal (Bundesrat), puede todavía rechazar la ley, que volvería al Bundestag, donde tendría que conseguir otra vez una mayoría cualificada, la mitad más uno del total de diputados. No se puede excluir que el Bundesrat rechace la ley y esta mayoría no se logre en el Bundestag y todo siga igual.
La ley del cierre de los comercios, que data del año 1956, se ha convertido en el transcurso de los años en uno de los tabús de Alemania, donde los derechos adquiridos de una minoría, el gremio de vendedores de comercios, prima sobre el conjunto de los consumidores. Una santa alianza de sindicatos, socialdemócratas, ecologistas, poscomunistas y algunos democristianos preocupados por el prójimo vendedor, que no el consumidor, se ha formado contra el derecho a vender y comprar cuando a cada uno le de la gana.
La llamada economía libre de mercado no permite semejante libertinaje y así Alemania se ha convertido en motivo de befa y escarnio de la prensa norteamericana, que en semanas pasadas se burlaba de un país con cuatro millones de parados, pero donde no se puede comprar un litro de leche o un pan tierno desde el sábado a las dos de la tarde hasta el lunes por la mañana. La decisión del Bundestag de ayer trata de corregir en parte esta situación.
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