Ruiz de Urchegui exhorta a los empresarios guipuzcoanos a seguir plantando cara a ETA
José María Ruiz de Urchegui, secretario general de Adegi y destinatario de la bomba que el pasado miércoles segó las piernas a su primo y empleado Santiago Leceta, dijo ayer en San Sebastián que cada ciudadano vasco debe asumir la cuota de riesgo que le corresponde en la tarea de construir la sociedad. Las declaraciones del dirigente empresarial guipuzcoano ilustran bien la sensación de peligro y la determinación de seguir plantando cara a ETA en un momento en el que esta organización terrorista trata de imponer su consigna de "extender el sufrimiento" lanzada hace más de un año por dirigentes de HB."No soy ningún valiente y menos aún en el terreno físico, pero no se puede vivir con miedo, no tengo intención de vivir con escoltas porque, además", indicó Ruiz de Urchegui, "nadie tiene garantizada su seguridad al l00%". La acción de ETA ha sido interpretada por ELA, sindicato mayoritario en el País Vasco, cómo un intento de sabotaje a la alianza que mantiene con LAB, sindicato de HB que el miércoles despachó la cuestión indicando que el atentado "es la. expresión del conflicto político, con todas sus expresiones de represión y violencia".
Visiblemente consternado, enrojecidos los ojos por la emoción a duras penas contenida y por la vigilia -llegó a San Sebastián a las 4.30 de la madrugada procedente de Estocolmo-, José María Ruiz renovó su propósito de no abandonar Euskadi. "Es mi país, y por tanto voy a seguir trabajando día a día", afirmó. Cada ciudadano dé esta sociedad tiene que hacer lo que tiene que hacer y si no lo puede hacer de manera coherente, tendrá que planteárselo", añadió el secretario general de los empresarios guipuzcoanos.
Ruiz de Urchegui abandonó de inmediato la capital sueca, donde asistía a un congreso de Máquina Herramienta, y vivió las horas del viaje obsesionado por el estado de su primo y de las otras dos empleadas de Adegi heridas por la bomba lapa que ETA había adosado a su coche.
La evolución de Santiago Leceta, que sufre amputación de ambas piernas a la altura de las rodillas, es satisfactoria. Sus compañeras, Rosa Maíz y Susana de la Calle, abandonaron ayer el hospital Nuestra Señora de Aránzazu de San Sebastián.
La bomba lapa destinada a Ruiz de Urchegui estaba compuesta por un kilo de explosivo aún por determinar y su sistema de activación es idéntico al del artefacto que el 4 de marzo mató en Irún al ertzaina Montxo Doral. La policía sospecha que Sergio Polo es el que ha fabricado estas bombas.
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