La espera del último día

En el metro se ven más ciudadanos de lo normal con carpetas bajo el brazo. Han esperado al último día para declarar la renta. Todos están con rostro resignado y parecen seguros de que vana pasar la mañana entera en la Delegación Provincial de Hacienda de Madrid. Ayer era 20 de junio, el día D de todos los años, el último para presentar la declaración de la renta positiva. La ventanilla se abrió 50 días antes; pero el último siguen las colas. El Estado tiene, previsto recaudar con esta liquidación 713.700 millones de pesetas, de ellos un 60% ahora y el resto en noviembre.En la Delegación provincial d Guzmn el Bueno, en Madrid, se respira másun aire de estación de trenes que de edificio dministrativo. Varias escaleras eléctricas transportan a los contribuyentes de una planta a otra.

"Es un infierno, antes de hacer odo esto me iría a la India o a onde sea para escaparme del maldito Estado", cuenta una mujer de unos 70 años. "Si es difícil llegar a ser un buen pianista, abogado o ciclista como Miguel Induráin, pues eso es un chiste en comparación con lo de aquí", dice con tono irónico.

Parece una ciencia aparte pasar por todos los trámites hasta que este pulpo de ventanillas, colas, escaleras y funcionarios deje libres a la! víctimas que van a pagar impuestos. "¿Es que acaso para resolver ésto hay que ir a la Universidad o qué?", se pregunta otra ciudadana mientras espera en la cola más larga, la del IVA. Cada poco tiempo pasa alguien desorientado: "¿Aquí dan los impresos?" "No, tiene que bajar a la primera planta", responde al unísono un coro.Las colas son menos largas que otros años, ya que el personal se va acostumbrando a ir a las cajas de ahorros y los bancos. Eso sí, siguen lentas. "He estado haciendo cola durante una hora para que luego me digan que no era allí donde debería ir", cuenta un señor de Galicia'. "Es que las flechas en vez de ayudarte te confunden más todavía", se queja. Hay flechas y señas para todo: ventas de impresos, cajas, censos, unidad gestión de módulos, requerimientos, certificados...

El sistema PADRE, introducido por Hacienda hace varios años para facilitar la declaración, sí satisface a la gente. "Tengo cita a las 11.40 y. espero salir en pocos minutos", dice un contribuyente de unos 55 años, pero añade: "luego me toca lo duro, pagar en caja, y eso puede tardar horas"

Aparte de ser un laberinto intrincado, lo que a la gente le pone más nervioso son las esperas. Éstas, sin embargo, se las atribuyen a ellos mismos. "Sí, es mi culpa, podría haber venido hace ya semanas" dice otro integrante de las colas que ha pasado toda la mañana allí. "Lo del tiempo es lo peor, como no puedo trabajar hoy, pierdo 35.000 pesetas, y todo eso para pagarle al Estado, ¡parece de chiste!" Sin embargo, según datos de la Agencia Tributaria, en esta campaña el Estado devolverá 877.500 millones, 163.800 más de lo que ingresará en la liquidación. Pero a los que pagan ahora no les consuela eso: "A veces estás tan tranquila en tu casa y de pronto piensas en la declaración de la renta y sientes cómo sopla un viento del Estado que no te deja ser feliz", dice una contribuyente. Dicho esto pasa otra mujer y pregunta: ¿"Esto es catastrales?"' No, es más allá, el próximo pasillo a la derecha".