Las urgencias de los hospitales de Portugal, al borde del colapso.
Cuatro millones de falsas emergencias
Los servicios de urgencias en los hospitales portugueses están al borde del colapso. Según estudios realizados por el departamento de Salud, los centros hospitalarios reciben anualmente más de cuatro millones de urgencias falsas en un país que cuenta con diez millones de habitantes. Estos servicios se han convertido en centros de consulta permanente que los portugueses saturan para tratar de evitar las largas esperas en los ambulatorios y las listas de asistencia médica. La ministra portuguesa de Salud, María de Belém Roseira, se enfrenta al más grave desafío que debe acometer su departamento: reducir drásticamente las falsas urgencias con el objetivo de normalizar el sistema nacional de salud.
La gravedad de la situación, sin paralelo con cualquier país de la Unión Europea, no puede seguir manteniéndose", reconoce un informe del citado ministerio. Las soluciones que se estudian consisten en educar a los ciudadanos en la medicina preventiva, impulsar las visitas a domicilios, reactivar la figura del médico de familia y mejorar la asistencia en los ambulatorios.
El informe oficial del Ministerio de Salud concluye que existen más de cinco millones de urgencias hospitalarias en Portugal, de las cuales cuatro millones (el 80%) son falsas, mal encaminadas o inapropiadas en términos médicos.
"Existe", a juicio de fuentes oficiales, "una verdadera inversión de valores puesto que el número de urgencias es casi el doble del número de consultas externas; la actividad normal o programada se ha convertido en la excepción y la excepción se ha convertido en regla habitual".
Esta situación-límite provoca evidentemente un notable descenso de la calidad de la asistencia médica que los servicios de urgencias no pueden permitir., Las cifras de asistencia en urgencias "son absolutamente desproporcionadas e incompatibles con el funcionamiento normal, de los servicios médicos".
A juicio de los responsables de Salud, las urgencias se han convertido "en una verdadera consulta permanente de un nivel técnico muy discutible y peligrosa, donde se dirime la vida de enfermos realmente graves, con costos elevadísimos, gran desgaste y desmotivación profesional". Las perspectivas son pesimistas. La tendencia, según los estudios, no es precisamente a mejorar.
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