La trama navarra del 'caso Roldán'

¿Sirvió la trama navarra del caso Roldán para financiar también al PSN-PSOE o fue el resultado de una forma prepotente y confiada de desgobierno por unos pocos? El encarcelamiento de Gabriel Urralburu, ex presidente de Navarra, y Antonio Aragón, ex consejero de Obras Públicas, prendió en su día el hervidero de las sospechas. Tantas como para que la comisión ejecutiva socialista, encabezada por Otano, pidiera perdón a la sociedad, en general, y a sus votantes, en particular, con el ruego de que su partido fuese juzgado "por los compromisos electorales no cumplidos y por los de futuro adquiridos, no por supuestas actuaciones individuales, condenables y condenadas". El actor principal del enredo de dudas que envuelve al socialismo navarro es Urralburu. Nacido en 1950, su vocación religiosa le llevó a estudiar Filosofía y Letras y Teología y a ordenarse sacerdote en 1976. Pero para entonces ya era un político. Así, con dispensa papal, se presentó en 1977 a las elecciones y salió elegido diputado. En 1982 era secretario general del partido y en 1984 presidente de la comunidad. El secundario, Aragón, es un ingeniero técnico industrial de la misma edad que Urralburu y al que éste llamó para su primer Gabinete, luego de que hubiera sido gerente de un negocio de electródomésticos, y potenció entre 1987 y 1991.

Vinculados a Luis Roldán, el ex director general de la Guardia Civil -el abogado del Estado pidió ayer 32 años de prisión para él y no acusó a los constructores-, y Jorge Esparza, su testaferro y, ex director comercial de Huarte, tanto Urralburu como Aragón se han visto implicados en varios frentes: el cobro directo de comisiones a las constructoras- respecto a Aragón se ha constatado, al menos el de 20 millones de pesetas, pagados por Huarte y Lain-, la creación de sociedades patrimoniales utilizando a familiares para adquirir valiosas propiedades y el pago por sociedades privadas de informes electorales y estudios encargados por el PSN-PSOE.

De la mano de su amigo, Carlos Solchaga, ex ministro de Industria y de Hacienda, Urralburu encabezó, en efecto, unos años de bonanza que, en Navarra se tradujeron en la adjudicación de obras públicas por decenas de miles de millones. Su esposa, Olivia Balda, y él rnantuvieron un lujoso tren de vida en su etapa presidencial y una fulgurante acaparación de inmuebles, cuyo valor supera los 250 millones. Todo, con un sueldo mensual inferior a las 500.000 pesetas.