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El general golpista Oviedo se entrega a la justicia paraguaya

Juan Jesús Aznárez

El general Lino Oviedo, cuya reciente sublevación contra el orden constitucional desencadenó en Paraguay la crisis más grave desde el regreso a la democracia, en 1989, se entregó siete horas después de que un juez ordenara su detención. Oviedo deberá ingresar en prisión, al considerar la justicia suficientemente probada su condición de rebelde. Poco antes se dictó un auto de detención contra este militar pasado a retiro, al negar acatamiento a su relevo como jefe del Ejército, dispuesto por el presidente, Juan Carlos Wasmosy, el 22 de abril. Durante tres días, el mando destituido se atrincheré sedicioso en un regimiento de caballería e hizo peligrar la democracia.A Lino Oviedo, que ahora lidera una facción del gubernamental Partido Colorado y ambiciona la presidencia en las elecciones de 1998, le cambió su suerte cuando el magistrado Alcides Corbeta, juez de la causa, decidió imputarle delitos contra el orden público y las autoridades legalmente establecidas. El juez tiene en su poder las circustancias y antecedentes necesarios para proceder a la captura del golpista.

El relato de los hechos efectuado por Wasmosy hace dos días fue determinante en la actuación de la justicia, y también influyeron en ellas los apremios parlamentarios y periodísticos contra Oviedo.

En una comparecencia parlamentaria previa, el general acusó a Wasmosy de ser el verdadero golpista por haberle propuesto, aseguró, un autogolpe semejante al ejecutado por el presidente peruano Alberto Fujimori en 1992.

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