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España condiciona la ayuda a Cuba a que haya avances democráticos

El nuevo Gobierno español y el cubano mantuvieron ayer un primer contacto en el curso del cual se significó a las autoridades de Cuba que la cooperación que España les brindará dependerá de los avances que se registren en la isla hacia un sistema democrático y pluralista, según fuentes diplomáticas.El Secretario de Estado de Cooperación Internacional, Fernando Villalonga, recibió en la sede de su departamento al ministro cubano de Inversiones Extranjeras y Cooperación, Ibrahim Ferradaz. Desde las elecciones de marzo pasaron por Madrid la viceministra cubana de Asuntos Exteriores, Isabel Allende, y, el martes, su jefe, Roberto Robaina, pero no se entrevistaban con ningún miembro del Ejecutivo.

Villalonga explicó a su interlocutor la postura del Gobierno con relación a Cuba de forma más amplia y clara que las declaraciones, a veces contradictorias, del titular de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, y de otros ministros. Empezó por resaltar "la firme voluntad" del Ejecutivo "de mantener unas relaciones estrechas y permanentes con Cuba".

Aseguró, a continuación, el secretario de Estado, que "España no hará nada que pueda perjudicar al pueblo cubano y está dispuesta a mantener la ayuda humanitaria y aquella cooperación que beneficie directamente a la población de Cuba". Es decir, que además de la ayuda humanitaria no tiene inconveniente en mantener la cooperación, educativa, cultural e incluso técnica, si de esta se benefician los cubanos.

300 millones

La política de España con relación a Cuba, añadió Villalonga, "se producirá modulará en función de los avances que se vayan registrando hacia un sistema democrático y pluralista". Queda, sin embargo, poco que "modular" porque la cooperación con Cuba presupuestada para este año asciende a tan sólo 303 millones de pesetas. El desembolso de esta cantidad tendría, no obstante, un efecto muy superior en la isla al que generaría, por ejemplo, en España.Ferradaz se mostró interesado en mantener abiertas las vías de diálogo con España y aseguró que las reformas en Cuba se llevan a buen ritmo, una impresión que no comparte la diplomacia española. Expresó también su preocupación por el efecto disuasorio sobre la inversión de la ley norteamericana Helms-Burton, que prevé sanciones contra las empresas extranjeras que "trafiquen" en Cuba con antiguas propiedades norteamericanas expropiadas por el régimen de Fidel Castro. Ante la prensa, sin embargo, restó importancia al impacto de la ley. "Yo no veo que haya problema", dijo.

Villalonga le manifestó "la más firme oposición del Gobierno" a esa ley "inaceptable en tanto que supone una violación del principio de extraterritorialidad, básico en el derecho internacional, y de la libertad de comercio". Ratificó, por último, su voluntad de proceder a una decidida defensa de los intereses españoles en Cuba.

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