La otra ruta

El adolescente que permanece en coma desde hace una semana en el hospital Doce de Octubre conocía la montaña por la que cayó, o eso creía. "Había subido a ella un montón de veces", asegura uno de los amigos que lo acompañó a la Peña de Cenicientos y que vivió la terrible caída de su amigo por el barranco.Los tres excursionistas, aficionados al senderismo, llegaron, después de caminar durante dos horas, a la cumbre de la montaña. "AIlí comimos y bajamos", dice Diego, de 17 años. "La caída fue poco antes de las doce, cuando bajábamos. Rafael se empeñó en desviarse por una piedra enorme que asomaba al barranco y que a nosotros nos dio miedo. No vimos la caída, ni siquiera escuchamos gritos, sólo piedras que caían«".

Rafael, según la Guardia Civil, resbaló y cayó al fondo del barranco arrastrando varias rocas de gran tamaño. Los amigos le llamaron sin éxito. Tres montañeros -dos chicos y una chica- que se habían cruzado con ellos en la cumbre los oyeron chillar. Se acercaron al lugar y empezaron la búsqueda. No tardaron en volver y -"pálidos, sus caras nos asustaron"- dijeron: "Necesitamos ayuda. No hemos visto a vuestro amigo, sólo hemos encontrado una mano".

Los dos amigos bajaron corriendo al pueblo. "En un cuarto de hora recorrimos un camino que dura dos horas", recuerda Diego, enseñando orgulloso los brazos llenos de las heridas que se hizo al bajar por la montaña. Arriba, los montañeros ya habían encontrado el cuerpo del adolescente, le habían practicado un torniquete al extremo mutilado. Hasta las cinco de la tarde el cuerpo del joven no pudo ser rescatado. "El chico estaba en un lugar muy angosto y no se podía sacar fácilmente. Fue angustioso y resultó eterno", recuerda el alcalde del pueblo. Cuando el rescate por tierra se había descartado, apareció un helicóptero de Tráfico que volaba por la zona y que intentó sin éxito la evacuación. Un artefacto del Servicio Aéreo de Rescate (SAR) sacó al joven. Según la Guardia Civil, el salvamento fue todo lo rápido posible.