El procesado Barrionuevo, el más aclamado

Los militantes socialistas se volcaron en besos y abrazos a sus principales dirigentes. De entre todos, sobresalía el cariño hacía el ex ministro del Interior José Barrionuevo que no paró de firmar autógrafos y recibir parabienes. Ya desde su asiento en primera fila tuvo que levantarse varias veces a saludar porque el público le reclamaba. En ocasiones saludó puño en alto.Barrionuevo, que se encuentra procesado en el sumario que el juez Móner instruye por el secuestro de Segundo Marey por los GAL, afirmó que el sumario puede quedar invalidado si se demuestra que el juez Baltasar Garzón mantuvo conversaciones previas con el ex policía Michel Domínguez. De ser cierto lo anterior, "la ley debe ser tan severa con él como con cualquier ciudadano", dijo el ex ministro. Barrionuevo explicó que el principio de que "el fin no justifica los medios" también debe aplicarse a los procedimientos judiciales: "Unos medios excesivos o desorbitantes no justifican el fin". Felipe González, entre tanto, disertaba sobre cómo debe funcionar el partido a finales del siglo XX. De fondo, no hacía sino reprender a los militantes socialistas por estar entretenidos "en la peleílla" de quién es el secretario de la agrupación y escasamente preocupados por "cuántos votos" tiene el partido en el barrio. González instó a los nuevos militantes a que salgan a la calle a hablar con los ciudadanos y sepan cuáles son sus preocupaciones. González pidió a los recién llegados que ayuden a "refrescar las ideas". "El partido tiene que renovarse porque su maquinaria a veces se queda sin grasa", señaló.