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"Yo también soy la revolución"

Diego A. Manrique

Vicente Feliu (La Habana, 1944) Fue uno de los organizadores del movimiento de la Nueva Trova en 1973, donde desempeñó funciones directivas hasta tiempos recientes. Los terremotos que han sacudido a la sociedad cubana le han obligado a reiniciar su actividad musical bajo la protección de Silvio Rodríguez, que ha producido su disco Aurora (Fonomusic). Aunque los nuevos troveros han pasado de artistas protegidos a especies en peligro de extinción, Feliu mantiene su apoyo a la revolución castrista: "No se puede hacer la historia de Cuba sin contar con nuestra generación".Insiste Vicente Feliu en que la Nueva Trova no fue la excrecencia de un sistema político: "Existíamos antes de que las autoridades del país los pusieran bajo la orientación de la Unión de Juventudes Comunistas. Éramos tina generación que hacía canciones apologéticas o críticas, revolucionarias finalmente. Habíamos participado en las gestas de la alfabetización, de las zafras del azúcar, de la vigilancia contra el terrorismo y el sabotaje económico. Pero nos enfrentábamos con dirigentes viejos, viejos mentales, que aseguraban que los jóvenes no teníamos derecho a opinar, ya que no habíamos tirado tiros en sierra Maestra. Para enfrentarnos a esa hostilidad, fue por lo que decidimos organizarnos como movimiento".

Poco después, Feliu, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés conocieron la guerra: se fueron como voluntarios a la contienda civil de Angola. "Entonces sí que teníamos edad de participar y de hacer realidad nuestro sentimiento internacionalista, con Che Chevara como ejemplo. Nuestra misión era política: cantar en los frentes de combate, íbamos cargados con la guitarra y el fusil. Creo que en cinco meses recorrí todo Angola, cantando las 600 veces, de las cuales apenas dos fueron con amplificación. Muy peligroso, en alguna ocasión hubo que abandonar los instrumentos y refugiarnos en la selva con las armas. Fue un momento en que nos sentimos realmente orgullosos de ser cubanos solidarios: se logró dar la vuelta a la guerra en cuestión de meses, pese a que nos enfrentábamos a poderosos ejércitos, respaldados por Estados Unidos y Suráfrica".

De vuelta a Cuba, Feliu tuvo que enfrentarse con un enemigo más escurridizo: la burocracia. "El aparato cultural del Estado se ha ido deslizando hacia la ineficiencia, lo que me obliga a organizar conciertos por mi cuenta, hablando con mis amigos de provincia. La falta de eficacia no es exclusiva del Ministerio de Cultura, a la Fundación Pablo Milanés se le atacó por lo mismo. Pero yo creo en iniciativas como la suya o como la de Silvio, que ha montado su estudio de grabación y su discográfica".

Para los numerosos miembros de la Nueva Trova soplan vientos gélidos: los gustos musicalesisleños han girado hacia la versión local de la salsa, que ha adquirido una posición de hegemonía. "Nosotros nunca nos opusimos a la música bailable, ahí están los trabajos de Silvio con Afro-Cuba o de Pablo con Los Papines, pero es que ahora -parece que se nos hubiera expulsado de los medios de comunicación. Y no es eso, no se trata de una directiva política: más bien parece que los medios tienen una dinámica propia que deriva inevitablemente hacia lo populachero".

Con su intimismo y desnudez musical, Aurora no es ciertamente un disco que siga la moda. "Son canciones que van desde 1971 a 1994, una selección muy personal que me sirve para saldar cuentas pendientes. Hay tres que se titulan Aurora, que están dedicadas a mi compañera. Pero también he incluido saludos a Mario Benedetti y Joan Manuel Serrat. Puedo decir que soy amigo de buena parte de los cantautores españoles. Después de todo, mis antepasados vienen de Canet de Mar, así que hoy me siento hermano de Serrat o Pi de la Serra".

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