Cuba inicia una reforma sanitaria para hacer viable su enorme sistema de salud
320.000 empleados y hospitales en precario
El Gobierno cubano ha puesto en marcha una reforma sanitaria para hacer viable y sostenible su gigantesco sistema de salud, sector en el que trabaja un ejército de 320.000 personas -uno de cada 25 cubanos- y que se lleva el 7,5% del PIB de la isla caribeña. La reforma parte de la base de que la salud en Cuba seguirá siendo gratuita y universal, y pretende amortiguar la crisis sufrida por la sanidad tras la desaparición del campo socialista, que ha hecho que reaparezcan enfermedades como la tuberculosis y ha dejado los hospitales desabastecidos y las ambulancias sin neumáticos ni baterías.
No es una reforma ordinaria. No se trata de recortar el gasto, ni de cerrar hospitales, ni de echar médicos a la calle, sino de adecuar los recursos de que dispone el Ministerio de Salud a la realidad de la crisis, para lo cual las autoridades proponen una descentralización y "transformación profunda de la gestión del sistema de salud". Ello implica, por ejemplo, "reorientar el modelo de medicina familiar", en el que trabajan 25.000 médicos, y reorganizar el trabajo en los hospitales.La inversión en el sector de la salud representa el 14,6% del gasto público, pero aun así no es nada fácil sostener un sistema en el que están integrados 267 hospitales, 435 policlínicas, 167 clínicas estomatológicas, 7.700 consultorios de médico de familia y cientos de puestos médicos, hogares de ancianos, hospitales rurales, institutos, universidades y más de 50.000 médicos y 80.000 enfermeras (los salarios se llevan el 60% de los gastos del sector).
Mientras duró la guerra fría y la "hermandad ideológica" con la Unión Soviética, este sistema funcionó decentemente. Pero después de 1990, cuando empezaron a escasear las medicinas, las piezas de repuesto para mantener los equipos y, en fin, todo, la salud pasó de ser una conquista social emblemática a convertirse en el gran agujero negro de la revolución: un barril sin fondo que tragaba y tragaba recursos y siempre necesitaba más.
Según un informe de abril del Ministerio de Salud, en 1995, el 1.3% de las unidades de radiología no funcionaba por roturas, así como el 21% de los equipos de cobaltoterapia. Los equipos de ultrasonido diagnóstico para uso general estaban rotos en un 19%, mientras que el índice de gastroscópicos averiados se elevaba al 52%. El informe señala que durante tres décadas se hicieron millonarias inversiones en hospitales y otros centros de salud, aunque reconoce que "la masividad de las construcciones, ejecutadas con escasez de personal especializado, ocasionó deficiencias en la calidad de las obras".
Esto, y el hecho de que la mayoría de esos centros fueron equipados rápidamente y sobre la base de créditos otorgados por el campo socialista, provocó que, una vez desaparecido éste, se deteriorase "un 69% de los sistemas instalados" debido a la falta de financiación para mantener la infraestructura. De la misma forma, el parque de ambulancias, que en 1990 era de 2.000, se redujo a 1.347 en 1996, de las cuales sólo funcionaban 768. La causa, falta de neumáticos, baterías y piezas de repuesto. La escasez de recursos hizo que el número de intervenciones quirúrgicas en 1993 se redujese en un 45,3% en relación a 1990, esto es, 400.000 operaciones menos.
El informe, que hace un exhaustivo análisis del sector, señala también que el efecto de la crisis económica hizo que reapareciesen enfermedades ya erradicadas y nuevas epidemias. Así, por ejemplo, si los índices de potabilización de agua en 1989 eran superiores al 90%, en 1994 se habían reducido al 40%, mientras que de las cinco plantas de tratamiento de residuales líquidos domésticos del país ese mismo año no funcionó ninguna.
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