Los alumnos del primer ciclo de la ESO se llevan bien con los de bachillerato
Un instituto madrileño integra ya este curso a 300 escolares de 12 a 14 años
La llegada de los alumnos del primer ciclo de la ESO (niños de 12 a 14 años) a los antiguos institutos de bachillerato es vista por algunos profesores, que han vivido ya la experiencia durante el presente curso, como un "elemento enriquecedor". Asi sucede al menos en el Instituto de Secundaria Profesor Máximo Trueba, en la localidad madrileña de Boadilla del Monte.En este centro, pionero en la implantación del primer ciclo de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), convive desde el pasado mes de octubre 300 alumnos de entre 12 y 14 años, estudiantes del primer ciclo (primero y segundo cursos) en un clima que ellos mismos califican como de absoluta normalidad, "salvo porque hay algo más del bullicio propio de estas edades".
La incorporación de estos menores a las aulas del instituto no ha originado ningún problema derivado de la diferencia de edades, un temor que alguna de las asociaciones de padres de alumnos rurales han esgrimido a la hora de oponerse al desplazamiento el curso próximo de sus hijos a institutos de bachillerato de las cabeceras de comarca o de otros pueblos.
"No se ha producido ninguna alteración en la vida académica más allá de las que conlleva la aplicación de la reforma educativa en este tramo de la enseñanza", advierte José María González, director y profesor de Historia en el centro. "En un primer momento algunos padres manifestaban su temor ante la incertidumbre de cómo reaccionarían sus hijos en un espacio escolar donde conviven con adolescentes y jóvenes de 16, 17 y hasta 18 años, pero, curiosamente, estos mismos padres aseguran ahora estar satisfechos porque ven a sus hijos contentos".
También resulta positiva la nueva experiencia que supone la integración de maestros en un claustro de profesores de enseñanzas medias. Hay que recordar que la LOGSE establecía que los maestros que venían enseñando en el ciclo superior de la EGB puedan impartir el primer ciclo de la ESO y que esta circunstancia había despertado algunas suspicacias. "También éste es un aspecto muy positivo", coinciden Enma Rodríguez, jefa de estudios, y Felisa María González, maestra especialista de Ciencias Naturales.
Concepción global
Para esta última, la experiencia está resultando un auténtico reto: "He vuelto a entusiasmarme con la docencia en la medida que debemos afrontar nuevos retos profesionales. Esto resulta clave en la trayectoria de un profesor sobre todo porque lo frecuente es mantenerse en un mismo esquema a lo largo de la vida profesional". Una Idea compartida por el resto de sus colegas quienes ponderan la incorporación de estos maestros al centro como "un elemento clave" en la concepción global e interdisciplinar de la enseñanza obligatoria.En opinión de Luis Vicente, también profesor de Ciencias Naturales con alumnos de bachillerato, la supuesta fricción entre alumnos como resultado del choque generacional entre adolescentes de 12 y 16 años, -argumento que exhibe una parte de quienes se oponen a la implantación de la ESO-, "es falsa". "El temor de que los mayores pudieran amedrentar a los más pequeños no sólo no se está dando sino que, muy al contrario, ha provocado en ellos un sentimiento de protección". Un comentario que hace suyo el resto de los profesores, si bien, matizan que las características de este centro y el hecho de que sólo existan dos colegios públicos en Boadilla del Monte permite que los escolares se conozcan antes de llegar a las aulas, "algo que sin duda está influyendo en la buena convivencia señalan.
Pese a la buena acogida entre alumnos y al grado de satisfacción entre los docentes ante el nuevo reto educativo, una queja se abre paso en los argumentos del equipo docente: la falta de medios y de financiación para hacer realidad los objetivos y principios de la LOGSE.
"El problema con que nos encontramos tiene que ver con la falta de recursos materiales; la falta de espacio físico y la poca dotación de profesores para hacer realidad una educación personalizada y atender a la diversidad", comenta el director, José María González. "Este problema debe resolverse desde la Administración: hay que dotar a los centros de mejores recursos físicos y financieros porque el problema, al menos en este centro, no es pedagógico. La llegada de alumnos de 12 a 14 años no supone una diferencia en el planteamiento, pero sí en la atención que hay que prestarles".
"La cuestión no es cuantificar la ratio en 30 alumnos por profesor y aula, sino en que estos 30 alumnos requieren mayor grado de atención que va en detrimento de la dedicación a tareas de investigación, confección de materiales didácticos, etcétera. Va en detrimento, en definitiva, de la calidad de la enseñanza", concluye Luis Vicente.
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