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Los seguidores de Berisha toman las calles de Tirana

Desde el domingo por la noche, antes de que se cerraran los últimos colegios electorales en Albania, las calles céntricas de la capital están literalmente tomadas por los seguidores del gobernante Partido Democrático (PD). Veinticuatro horas después, la fiesta continúa. Los partidarios del presidente, Sali Berisha, escoltados por coches de la policía que hacen sonar sus bocinas y sus sirenas, siguen recorriendo el bulevar de los Mártires de la Nación, antes de Stalin, la vía magna de Tirana, en sus Mercedes y todoterrenos atestados de gente y banderas.Para llenar, más la calle y celebrar su victoria electoral sobre el frente rojo, no por oficialmente desconocida menos conocida, el Gobierno dio ayer vacaciones en todos los centros escolares y a los empleados públicos. Una medida prudente, puesto que nadie en la capital albanesa pudo dormir la víspera entre los coros rociados con alcohol de los seguidores del presidente, los automovilistas suicidas y las constantes ráfagas de armas automáticas de una exultante policía que celebra el mantenimiento de su sueldo.

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En este deprimido rincón de Europa, los clarividentes funcionarios, con o sin uniforme, se saben no al servicio de una Administración más o menos neutra y colectiva, sino al del poder de turno, del que reciben su nómina mensual y las expectativas de mantenerla. Además, la mayoría de los periodistas albaneses presentes ayer en una supuesta conferencia de prensa en la que Berisha daba cuenta de su "histórico" éxito del domingo aplaudían cada frase del jefe del Estado con más calor que los adeptos oficiales allí mezclados.

Nadie podría culparles. Como tampoco al director de la agencia de noticias oficial por bailar el domingo por la noche ante la sede del Partido Democrático. Radio y televisión están totalmente en manos del Gobierno, vale decir del partido, al igual que la mayoría de los medios impresos en Albania.

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