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Votos laboristas contra atentados suicidas

El Gobierno israelí trata de conseguir una tregua de Hamás para las elecciones

El Gobierno israelí y sus socios palestinos en el proceso de paz están tratando de arrancar tregua a Hamás para impedir que un atentado pulverice las sólidas posibilidades de un triunfo laborista en las elecciones del próximo miércoles. Fuentes palestinas confirmaron ayer informes de que el encarcelado líder y fundador de Hamás, el jeque Ahmed Yasín, parece dispuesto a formular un llamamiento a los extremistas musulmanes "a abstenerse de actos de violencia" capaces de alterar los comicios.Las fuentes señalaron que Yasín, un clérico parapléjico detenido en 1989 y, dos años más tarde, sentenciado por un tribunal militar a cadena perpetua por el secuestro y asesinato de dos soldados israelíes, podría emitir un mensaje en las próximas horas. Hace cuatro días, Yasín fue visitado en su celda de una prisión al norte de Israel por otros dos fundadores del movimiento, los jeques Sayed Abu Musané y Mohamed Shamá. Aunque éstos negaron que se hablase de una tregua, las fuentes palestinas sostienen que en la reunión se discutió esencialmente el llamamiento a una tregua e incluso de un posible indulto para Yasín por razones de salud.

Yasín, que en más de una ocasión ha sido entrevistado por la televisión para tratar de usar su influencia en casos de secuestro de israelíes, pedirá públicamente una moratoria de la lucha armada y hasta se le podría permitir tomar contacto con otros líderes del Hamás en Jordania e Irán para persuadirles a que suspendan su apoyo a los ataques contra Israel, se dice en esos medios.

Cuatro sangrientos atentados suicidas en febrero y marzo pasados erosionaron considerablemente la popularidad del primer ministro Simón Peres. Los ataques, en los que perecieron 59 personas, robustecieron la plataforma dura de su rival Benjamín Netanyahu, líder del bloque derechista Likud, partidario de recortar drásticamente toda concesión a los palestinos.

Esos atentados, diseñados para sabotear el proceso de paz en el que los islamistas no creen, impulsaron a Israel a decretar el cierre de Gaza y Cisjordania, un factor cuyos dramáticos efectos económicos para la población árabe han reducido considerablemente la popularidad de Hamás. Desde el cierre de los territorios palestinos, Hamás ha visto derrumbarse el apoyo popular a su causa desde el 40% al 10%, según encuestas independientes palestinas.

Durante una manifestación en Gaza, la semana pasada, el dirigente del ala política de Hamás, el médico Mahmúd Zahar, hizo un abierto llamamiento a las Brigadas Ezedín Al-Kassám, rama militar de Hamás, para que se abstuvieran de su campaña de violencia en vísperas de las elecciones. "Les pedimos y exigimos que no tomen ninguna medida (violenta) antes de las elecciones para que nadie piense que somos un instrumento al servicio de los intereses de un partido político sionista sobre otro", declaró Zahar. "Un llamamiento similar pero procedente del propio Yasín sí que tendría efecto", comentó un miembro de Hamás en Gaza entrevistado por teléfono. "Pero indudablemente la agenda de los líderes del movimiento en Jordania o Irán es diferente. No están dispuestos a apoyar una tregua por temor a que se les acuse de claudicar ante Israel", agregó.

Israel, obviamente, no quiere tomar el más mínimo riesgo. El Gobierno está adoptando medidas de seguridad sin precedentes para evitar actos de terrorismo durante las elecciones. Por un lado ya ha ampliado el cierre de Gaza y Cisjordania confinando a sus casas a cerca de dos millones de palestinos hasta por lo, menos el jueves. Por otro, la policía ha anunciado el desplazamiento de 20.000 agentes y soldados para reforzar la vigilancia el día de la votación.

En el ambiente de alerta máxima que vive Israel, los temores no se concentran sólo en torno al poder de Hamás y sus kamikazes. No se descarta, por ejemplo, que el Hezbolá libanés también esté al acecho. Hace una semana, con retraso de casi un mes, la policía reveló que el libanés que resultó herido mientras preparaba una bomba en su habitación del Hotel Lawrence en Jerusalén, el 12 de abril, era miembro de la organización proiraní. Según las autoridades, Husein Mohamed Husein Mikdad, llegó a Israel desde Ginebra con un pasaporte británico robado y un cargamento de explosivos plásticos. En Beirut, Hezbolá que ha jurado vengar a las víctimas de la operación israelí Uvas de la Ira, negó todo vínculo con el hombre. Pero en Tel Aviv, ayer, un analista norteamericano apuntaba con siniestro detalle que el martes próximo, la víspera de las elecciones en Israel, se cumplen justamente los 40 días del luto religioso por la masacre de más de 100 civiles shiíes libaneses cuyo refugio en un cuartel de las Naciones Unidas en la aldea de Qana fue alcanzado por la artillería israelí.

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