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La oposición acusa a Prodi de gobernar Italia con una alianza inconsistente

El Olivo es una coalición inconsistente que se divide frente a cualquier propuesta de Gobierno. Por ello, el discurso programático de Romano Prodi había de ser necesariamente vago e inconcreto. Lo dijo ayer Gianfranco Fini en una entrevista y lo sostuvieron todos los portavoces de la oposición durante el debate que concluyó con el voto favorable del Senado a la investidura del nuevo Gabinete. El primer ministro se lo tomó con humor, y reiteró que su compromiso con una reforma federalista del Estado es real y no se queda en un mero autonomismo.

Prodi dijo una vez más que el Gobierno se tiene que mover sobre la base de la Constitución existente y que la reforma de ésta, necesaria para reestructurar el Estado en un sentido federal, debe hacerla por fuerza el Parlamento, donde, señaló, existe un consenso amplio.La Liga Norte aplaudió esta parte de la réplica del primer ministro que cerró el debate de investidura, pero luego votó en contra. Francesco Speroni explicó este voto negativo por la falta de un compromiso sobre plazos y horizontes de la reforma en el discurso de Prodi. El Gobierno de Prodi fue así investido con los 173 votos que suman el Olivo y Refundación Comunista, frente a los 139 del Polo de la Libertad y los demás partidos. Votaron a favor Giulio Andreotti y los demás senadores vitalicios menos Francesco Cossiga.

Más duros fueron los representantes de Alianza Nacional, Giulio Maceratini, o del Centro Cristiano Democrático, Francesco D'Onofrio, anclados en el es quema de que, por muy respetable que Prodi sea, se verá obligado a decir vaguedades, porque tiene que ocultar el abismo que se interpone entre un ministro como Lamberto Dini y Refundación Comunista. "Usted no pide un voto de confianza sino un acto de fe", dijo Maceratini.

Comparando éste con el que Silvio Berlusconi pronunció con ocasión de su investidura, hace exactamente dos años, no puede asegurarse que el líder de Forza Italia fuera más concreto. Con respecto a la reforma del Estado, Berlusconi, a pesar de tener entonces a la Liga en su Gobierno, se limitó a hablar de "una mejor articulación del Estado, con un decidido estímulo a formas de autogobierno que desciendan en línea directa del espíritu autonomista y regionalista de la Carta constitucional, pero con atenta consideración del debate sobre el federalisino".

Todas las medidas económicas más o menos concretas que Berlusconi anunció en su investidura, como las exenciones fiscales a las empresas que creen empleo o a las que se establezcan en el sur; la ampliación de los contratos de formación; el trabajo a tiempo parcial; los incentivos fiscales a la pequeña empresa y la aceleración de las privatizaciones han sido propuestas también por Prodi ante el Senado.

La principal novedad que éste ha aportado es un cambio de tono, coloquial y relajado, que le ha dado momentos brillantes aunque también riesgos claros de perderse en disquisiciones banales o en prédicas adecuadas para alumnos poco aventajados.

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Donde Berlusconi proclamaba que "la oposición no tiene ningún derecho de plantearse el objetivo de impedir que el país sea gobernado", Prodi habla a los "amigos de la oposición" y les ofrece "la ocasión de dar una gran mano para la reforma del Estado. Aunque si no la dan, seguiremos adelante lo mismo".

De momento, Prodi resolvió ayer satisfactoriamente un primer roce con el ministro de Obras Públicas, Antonio di Pietro, acerca de las competencias sobre los tres billones de liras asignados para las obras a realizar en Roma con motivo del jubileo del año 2000. Una solución salomónica ha permitido salvar la cara a todos y enterrar un conato de disidencia entre el ex fiscal y el primer ministro, esgrimido por la oposición en el debate.

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