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Salif Keita cree que una tienda de discos es como una farmacia

El cantante y compositor de Malí, de gira por España

Tiene una de las voces más sobrecogedoras de África. Músicos como Carlos Santana, Jackson Browne o Joe Zawinul se cuentan entre sus admiradores. En 1987 grabó una obra maestra de la música del continente: Soro. Su nuevo disco, FoIon. The past le devuelve ahora toda su grandeza. Salif Keita (Malí, 1949) actuó ayer en La Coruña, hoy toca en Murcia, mañana en Madrid y el 26 en Oviedo.

En la portada de Fólon sale una niña albina. "Es mi sobrina", dice Salif Keita. "Es igual que yo cuando tenía su edad. Los albinos sufren mucho en África. Desde niños, los demás los evitan y suelen acabar completamente aislados". Salif Keita, descendiente de reyes mandingas, no olvida los malos tragos de su infancia. Algunas culturas consideran a los albinos portadores de calamidades, y su padre llegó a dudar de que fuese hijo suyo y repudió a la madre durante un tiempo. Por eso, Keita ha fundado cerca de París, donde reside desde hace más de 10 años, SOS Albino, "una fundación que recauda fondos para comprar productos farmacéuticos, cremas contra las quemaduras de sol, ya que hay muchos casos de cáncer de piel y, si logramos reunir más dinero, escuelas especiales. A mí me echaron del centro en el que estudiaba para ser maestro".Folon. The past probablemente sea el mejor disco del músico de Malí desde aquel histórico Soro. "El título obedece a que vivimos un periodo de transición. Estamos abandonando definitivamente el pasado y a veces sentimos nostalgia". Jean-Philippe Rykiel, que recientemente arropaba con sus teclados al lama Gyourmé, y Wally Badarou, que ha puesto sus conocimientos al servicio de Mick Jagger o Joe Cocker, firman arreglos y producción. "Son dos tipos geniales", afirma Salif Keita, que no ve lógico sacrificar los avances tecnológicos en aras de una supuesta pureza: "Los instrumentos modernos no suenan solos. Transmiten la sensibilidad de la persona que los toca".

Keita recupera Mandjou, uno de sus himnos, que habla de las familias mandingas, y le dedica una canción a Nelson Mandela: "Es un profeta. Pasó media vida en la cárcel. Todos pensaban que iba a morir, incluido él, y un día sale y se convierte en presidente del país. Y es un hombre de Paz porque ha querido ser libre, reivindicando sus derechos, pero sin matar".

El sentido de la música es diferente para quien ha nacido en África. Salif Keita cree que "cuando a una persona le gusta una canción, ésta actúa igual que un medicamento". "Una tienda de discos es una especie de farmacia", asegura. Está encantado ante la perspectiva de debutar como actor de cine de la mano del realizador Chek Oumar Sissolco y no deja de pensar que pronto volverá a Malí para cuidar de su madre. "No entiendo cómo se trata a los ancianos en la sociedad occidental. Se les deja de lado para que no molesten. Espero que los africanos sepamos guardar siempre el respeto a nuestros mayores".

Se queja de los estragos que causa la piratería discográfica en África. "Algunos Gobiernos empiezan a tomárselo un poco más en serio, aunque en general les importa un bledo. Sin ese expolio, los músicos africanos no se verían obligados a venir a Europa. Los hay que venden allí millones de cintas; el problema es que todas son piratas y son otros los que se llenan los bolsillo."

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