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Windsor, después del 'annus horribilis'

La restauración del emblemático castillo no terminará hasta 1998

Tres años y medio después de que el fuego destruyera un ala entera -unos 7.000 metros cuadrados del castillo de Windsor, residencia oficial y emblemática de los monarcas británicos, la zona dañada ofrece el aspecto de un edificio recién bombardeado. Centenar y medio de obreros se mueven sobre la interminable red -unos 50 kilómetros- de andamios reparando muros y colocando techos de escayola hechos a imagen y semejanza de los que destruyó el fuego. El visitante tiene la impresión de que en todo este tiempo, desde aquel aciago 20 de noviembre que contribuyó decisivamente a que la reina Isabel II bautizara 1992 como su "annus horribilis", apenas se ha progresado. Pero es una impresión errónea."El castillo estará en perfectas condiciones en la primavera de 1998, tal y como estaba previsto, sin que se haya rebasado para entonces el presupuesto inicial de 40 millones de libras (unos 8.000 millones de pesetas)", explica John Tiltman, director de Proyectos de la Intendencia Real. El dinero será financiado en un 70% con los ingresos que proporcionan los turistas que visitan el propio castillo y el palacio de Buckingham y el resto, por los contribuyentes. Todos esperan que el presupuesto asignado no se dispare y que se cumpla el plazo de restauración.

Las nueve deslumbrantes salas que se comió el fuego -la mayoría data de 1830- y el centenar de habitaciones secundarias dañadas volverán a ser deslumbrantes para entonces, con la particularidad de que, gracias, a la inapreciable contribución del príncipe de Gales -presidente, del subcomité de diseño de las obras-, la destrozada capilla privada será renovada totalmente, lo mismo que la pantalla este del Saint George Hall y el techo del magnífico vestíbulo, además de las Salas Holbein y Stuart.

El primer tercio de las obras de restauración se lo han llevado los trabajos imprescindibles para demoler lo insalvable, limpiar escombros y reforzar la estructura dañada. A partir de ahí ha llegado la hora de las filigranas. Artesanos que trabajaron en la reconstrucción del también quemado palacio de Hampton Court se pusieron manos a la obra sobre la base de fotografías antiguas y los restos en pie del pasado esplendor. Hasta ahora se han utilizado 600 metros cuadrados de escayola para adornar los techos ennegrecidos y rotos por efecto de las llamas.

El arquitecto Giles Downes recalca que la reconstrucción de "Windsor se está basando tanto en la maestría de los viejos artesanos como en las nuevas tecnologías y el uso de ordenadores.

Pero el fuego no sólo produjo destrozos. Su efecto devastador permitió a los arquitectos descubrir bajo el tejado decimonónico de la gran cocina una vieja estructura, un tejado abovedado, de madera de roble que ha sido fechada en 1489. Fascinados con el hallazgo, los arquitectos han decidido conservar todo lo que se pueda del tejado medieval, reforzándolo con marcos de acero. Para 1998 será, sin duda, uno de los detalles estrella de la reconstrucción.

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