Ojo con los anticuerpos
La alergia comprende una serie de reacciones respiratorias, oculares y dermatológicas desencadenadas por una especial susceptibilidad del organismo a determinadas sustancias irritantes, los alergenos. En su raíz hay un trastorno del sistema inmunológico, generalmente determinado por una predisposición genética que se ve estimulada por factores ambientales, entre los cuales sobresale la contaminación.La clave del tratamiento consiste en alejar al alérgico de los factores irritantes. "Debe procurársele una habitación extremadamente limpia de polvo, humo y animales domésticos", prescribe Juan A. Durán, profesor de oftalmología de la Universidad del País Vasco. "Si se elimina del entorno una gran cantidad de polvo, el alérgico no necesitará fármacos o sólo requerirá de unos pocos para controlar su irritación", añade Jesús Montero, que menciona como la siguiente alternativa a la inmunoterapia, comúnmente llamada vacuna contra la alergia.
En situaciones de alergia provocada por las lentillas, la solución se presenta sencilla: limpiarlas con mucha frecuencia, cambiarlas cada uno o dos meses y, si esto no bastara, abandonar su uso por completo. El cambio de clima se perfila como la última alternativa para los enfermos más difíciles.
En ciertos casos, los anticuerpos secretados por la reacción desproporcionada del sistema inmune atacan los tejidos del ojo, inflamándolos hasta dañarlos. A desarreglos inmunológicos de esta clase se deben la mayoría de los casos de rechazo de trasplante de córnea, una de las cirugías oculares más frecuentes. En los países desarrollados, la inflamación ocular por causas inmunológicas es una de las primeras causas de ceguera.
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