Adaptándose
Hace unos años, cuando las empresas reducían sus plantillas, lo hacían: 1) porque estaban apuradas 2) porque esperaban, gracias a echar lastre, salvar al resto de la tripulación. A fin de cuentas, había un rostro humano en el monstruo de despido, y las cribas se hacían para sobrevivir. Lo que ahora viene ocurriendo en Estados Unidos es distinto. Puede que sobreviva algo, pero el objetivo es la ganancia, que, en ocasiones, no se ve. El redimensioning -la readaptación- se ha convertido en la obsesión central. En Europa se habla todavía del despido o la jubilación como tragedias; en Estados Unidos son estrategias. El negocio incluye esta cualidad, no esta calamidad. Competentes profesionales con 15 años en una firma pueden verse ante el redimensioning del mes. No es extraño que entre la ciudadanía se haya extendido una ansiedad desconocida. Los norteamericanos tienen mucho menos paro que los europeos. En Estados Unidos se han creado 15 millones de empleos en 10 años, mientras en Europa alrededor de uno. No por eso están tranquilos. Contrariamente, la sociedad norteamericana ha adquirido una ansiedad que recuerda la dinámica de los fluidos. Además de los cambios laborales, ocupación, un 20%,de la población se muda de residencia cada año. Japón había puesto a Estados Unidos contra las cuerdas, pero los norteamericanos han recuperado el primer puesto de la productividad mundial. Sesenta horas de trabajo a la semana, salarios bloqueados. Todos muy prietos y móviles, como las partículas de Brown. El modelo de eficacia, como un virus económico, se traslada a otras partes del globo. Sin Estado del bienestar, con mimos para el capital con latigazos para la productividad, con un índice de depresiones psíquicas doblado en 10 años, con un asesinato cada 14 minutos, con 1.400.000 presos. ¿Será ésta la clave para la UE?
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