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Dos testigos respaldan la coartada de uno de los acusados de quemar a cinco 'ertzainas'

Aurora Intxausti

Dos testigos presentados por la defensa de Aitor García, uno de los jóvenes procesados por su presunta participación en la quema de cinco ertzainas en Rentería (Guipúzcoa), aseguraron ayer que en la tarde de los hechos, el 24 de marzo de 1995, es tuvieron todo el tiempo con él y que no le perdieron de vista en toda la jornada. Esta afirmación se contradice con la versión facilitada por los dos testigos principales de la causa, una pareja de ertzainas, que declararon que ambos habían visto a Aitor García y Unai Erquis sentados en un banco de la plaza de los Fueros próxima al lugar donde fue atacada la furgoneta. Los dos policías indicaron también que Jon Ander González, el tercero de los acusados, fue el que dio el aviso al grupo de violentos para proceder al ataque contra el vehículo policial. También declararon ayer un hermano de Aitor que es, miembro de la Ertzaintza y la madre de ambos. Los dos afirmaron que, en las horas posteriores al incendio, no percibieron ningún comportamiento anómalo en Aitor. El fiscal solicita para los procesados 340 años de cárcel y una indemnización de 400 millones.Las jóvenes, que supuestamente pasaron la tarde con Aitor García, manifestaron que no perdieron de vista a su amigo durante toda la tarde, salvo los momentos en que éste salía al exterior del bar en el que se encontraban para jugar con un cachorro.

No hubo unanimidad en los testimonios de los testigos a la hora de asegurar si los ertzainas heridos dispararon sus armas después de resultar abrasados. Un carnicero de la plaza de Rentería, que acudió a socorrer a los ertzainas y a las dos jóvenes que fueron arrolladas por el vehículo policial, declaró: "vi a un ertzaina con la pistola en la mano y oí disparos. Ese mismo", continuó el testigo, "me dijo que le quitase el jersey y al sacárselo le arranqué parte del pellejo. El ertzaina le pidió a otro compañero que le guardase la pistola porque la tenía pegada a la mano". La cuñada del anterior, que también acudió a auxiliar a los heridos, no supo especificar si lo que escuchó eran disparos o las explosiones de la munición que se encontraba en la furgoneta, ya convertida en una bola de fuego.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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