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El rey Hussein y Mubarak dan un espaldarazo a Arafat en su negociación final con Israel

La idea de forjar un frente común para apoyar a los palestinos en la actual fase crucial de las negociaciones finales con Israel se plasmó ayer en una cumbre tripartita en El Cairo, donde el presidente Hosni Mubarak, el rey Hussein de Jordania y Yasir Arafat aprobaron un documento que subraya la urgencia de acabar de una vez para siempre con el conflicto árabe-israelí a partir de la devolución de territorios. Los tres líderes también se comprometieron a trabajar con ahínco para impedir que la reciente ola de violencia en Líbano repercuta negativamente en el proceso de paz en la región.La cumbre organizada por Mubarak reflejó inequívocamente la necesidad de otorgar un espaldarazo a Arafat, cuyo Gobierno inició contactos con negociadores egipcios en el balneario de Taba la semana pasada a fin de lidiar con los aspectos más peliagudos de las conversaciones con Israel: la cuestión de Jerusalén, el retorno de los refugiados, la definición de las fronteras y el problema de los asentamientos judíos en Gaza y Cisjordania.

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Pero Mubarak también quiso claramente despejar toda duda en torno al proceso y sus efectos tras la ofensiva israelí de 16 días en el sur de Líbano, que concluyó con un alto el fuego patrocinado por Estados Unidos y Francia.

Ciñéndose al lenguaje más dipomático posible para esquivar, sobre todo, la candente polémica en torno a la matanza de más de cien civiles libaneses durante un bombardeo israelí contra la base de la ONU en Qana el 18 de abril, el comunicado final hizo hincapié en que la solución de todos los problemas en la región debe pasar necesariamente por la devolución de territorios árabes capturados por la fuerza por Israel, así como el abandono por parte del Estado judío de toda idea de "expansionismo y dominación" regional.

Mubarak está actuando como intermediario para favorecer la reanudación de las negociaciones de paz entre Israel, Siria y Líbano, un objetivo que tanto el Gobierno de Damasco como el de Beirut insisten que está intrínsecamente ligado al repliegue de tropas israelíes de los estratégicos altos del Golán y de la franja ocupada en el sur de Líbano.

La declaración de El Cairo es particularmente valiosa para Arafat, cuyo Gobierno entrará de lleno a las negociaciones una vez elegido el nuevo Ejecutivo israelí tras las elecciones del próximo día 29. A fin de darle continuidad a la gestión conjunta de los tres líderes árabes que han pactado la paz con Israel, la cumbre celebrada ayer en El Cairo también acordó una nueva ronda de consultas en la primera semana de junio en Ammán, según anunció un portavoz egipcio.

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"Los líderes de Egipto, Jordania y de los palestinos concluyeron que, a pesar de los sangrientos y lamentables hechos de los que ha sido testigo la región, los pueblos de la zona ansían una paz justa y completa y se mantienen firmemente comprometidos con ese objetivo estratégico. Además, formulan un llamamiento en favor de la eliminación de los obstáculos que se anteponen a éste", rezaba la declaración final.

Con respecto a la cuestión de Jerusalén, y sin hacer la menor referencia a que éste se ha convertido en uno de los temas más urticantes de la campaña electoral israelí, en la cumbre se subrayó que toda solución debe respetar "los derechos legales, históricos y espirituales de los palestinos, los árabes cristianos y musulmanes". "De otra forma, hablar de paz sería hablar de algo sin contenido y marginar a todo interlocutor árabe que esté dispuesto a asumir la responsabilidad de la paz", concluyó.

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