La sombra de Murdoch planea sobre la prensa
El análisis de la propiedad de los medios y la independencia editorial, realizado en el curso del debate convocado por EL PAÍS, derivó en un vivo debate sobre la guerra de precios que provocó el magnate Rupert Murdoch en el Reino Unido. Los principales protagonistas de este debate -moderado por Joaquín Estefanía, director general de Publicaciones del Grupo PRISA- fueron, en esta ocasión, Anthony Sampson, consejero de The Guardian / Observer y el escritor Mario Vargas Llosa.Sampson fue uno de los ponentes de esta parte del debate, junto con Daniel Vernet, responsable de relaciones internacionales de Le Monde y Adam Michnik, director de Gazeta Wyborcza. Cuando surgió una pregunta sobre la guerra de precios en el Reino Unido, Sampson dijo que Murdoch, al bajar considerablemente el precio de sus rotativos británicos "había practicado un juego muy viejo y peligroso: el de destruir a sus rivales utilizando la fuerza de un grupo internacional para socavar a los grupos nacionales. Su actuación ha sido a todas luces perjudicial", dijo.
Vargas Llosa intervino rápidamente para defender la postura de Murdoch. El escritor dejó claro que no le gustaban los productos de Murdoch -"porque yo leo periódicos de calidad", puntualizó- "pero las leyes del mercado son esas y hay que respetarlas", añadió. "Los lectores no tienen que reprocharle a Murdoch que bajara los precios; todo lo contrario, deben agradecérselo. La competencia en este caso ha sido muy útil. No se puede satanizar a Murdoch por haber bajado los precios. Ha hecho lo que le permiten las reglas de la competencia y eso es lo mejor para la prensa".
Ni Vernet ni Michnik se mostraron de acuerdo con Vargas Llosa. "Tanto Vernet como yo estamos tratando de ganar una batalla contra los tiburones", dijo el periodista polaco. Tampoco el presidente de PRISA, Jesús Polanco, se mostró de acuerdo con la postura de Vargas Llosa y más bien se inclinó por la tesis de Sampson.
Vernet reconoció que su periódico había tenido que pasar de manos de un equipo de periodistas a buscar el apoyo de grupos financieros para poder subsistir. Por su parte, Michnik describió la propiedad de su publicación como un grupo intermedio entre hombres de negocios y misioneros "ya que un misionero sin dinero no puede ser eficaz y tampoco está bien visto un hombre de negocios sin cierto espíritu rnisionero".
Miguel Angel Bastenier, subdirector de EL PAÍS subrayó que el periódico tiene la obligación de ganar dinero "lo que no significa que todos los periódicos que ganan dinero sean buenos", añadió.
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