Christine Ockrent: "El traspaso de poder en España fue en la fiesta de EL PAÍS

La relación de los medios con la clase política suscitó amplio debate en el encuentro de periodistas y editores convocado ayer por EL PAÍS. El abanico de temas se desplegó desde la existencia de un síndrome Watergate en muchos directores de diarios, destacada por el consejero delegado de PRISA, Juan Luis Cebrián, hasta la "propuesta ética" formulada por la ex directora de L' Express, Christine Ockrent. Ésta última no dejó de señalar el hecho, presenciado por ella misma en la noche del lunes pasado, de que "el traspaso de poderes en España se hizo realmente en la fiesta de los 20 años de EL PAíS".

Cebrián destacó la coincidencia de este vigésimo aniversario con el cambio político que se vive en España, lo cual le dio pie a reflexionar sobre el interés de los gobernantes por los medios. En ese punto citó las comparecencias en emisoras de radio del presidente del Gobierno, José María Aznar, y de varios de sus ministros antes de iniciar ayer su primera reunión de Consejo de Ministros.

A su vez, Cebrián subrayó que la derrota electoral de Silvio Berlusconi en Italia o la de la UCD en España -esta última, cuando sólo existía una televisión controlada desde el Gobierno- ponen de relieve "que hay mucho de mitología y de abuso en la idea de que los Gobiernos los crean las televisiones"; en cambio, parece que a los Gobiernos los pueden destruir los periódicos. "En la caída del poder socialista en España tiene mucho que ver la actividad de determinados medios, principalmente de algunos periódicos alineados con el PP y con la ideología de la derecha".

Francisco Pinto Balsemao, presidente de la empresa periodística portuguesa Sojornal, resaltó que ya no hay fronteras que resistan la internacionalización progresiva de la actividad de comunicación, ni leyes capaces de regularlo todo, porque la realidad sobrepasa a las normas. Reafirmó la viabilidad de los proyectos periodísticos profesionales, capaces de digerir los grandes cambios que les afectan -ya sea en el terreno de la informática o de las telecomunicaciones- y de "guardar los valores de la libertad y de la dernocracia". Y se mostró convencido de que "el poder político sólo se legitima en democracia a través de los medios de comunicación y los medios son el vehículo conductor de la legitimación".

Christine Ockrent, la mujer que revolucionó el periodismo audiovisual de Francia y pasó después a la prensa escrita -hasta hace unas semanas ha dirigido L' Express- aludió a EL PAÍS como "ejemplo y modelo" y planteó toda su intervención en torno a la necesidad de una "propuesta ética" para las relaciones entre el poder político y los medios. Lo explicó en función de los condicionamientos que el Estado supone para los medios -en Francia subvenciona a la prensa escrita y regula estrechamente el funcionamiento de los medios audiovisuales- y del hecho de que la industria de la comunicación se ha impuesto a la información, favoreciendo una excesiva tendencia al "cinismo" de implantar en los medios la costumbre de referirse sólo a lo "políticamente correcto".

Cebrián subrayó esa propuesta ética, lo mismo que Gunther Nonnenmacher, director de Frankfurter Allgemeine Zeitung, quien se refirió al conjunto de prácticas que, sin entrar en el terreno de la corrupción, ponen en cuestión la objetividad de los medios: por ejemplo, la información privilegiada por parte de los políticos a ciertos periodistas y otras "tentaciones".

En el coloquio posterior, Eduardo Ulibarri, de La Nación de Costa Rica, enfatizó el problema de "regresar a la relación con la sociedad civil" una vez que lo político deja de interesar tanto al público, sorteando el peligro de "drenar el camino a intereses frívolos y sensacionalistas". Danilo Arbilla, director de Búsqueda, de Uruguay, destacó la diferencia entre los medios que se legitiman porque el público paga y los que viven de los Gobiernos.