Estos regalos que os dejo...
Felipe González y Carmen Romero dejan en Moncloa centenares de obsequios recibidos en estos 13 años
Qué sensación de tanatorio ultramoderno se respira en La Moncloa el 2 de mayo, el día que se cumplen 194 años de su ocupación por José Bonaparte. Esta vez, la efeméride coincide con el desalojo democrático de sus actuales inquilinos, el presidente del Gobierno, Felipe González; su esposa, Carmen Romero; su familia y sus colaboradores más cercanos. En total, 161 meses de huéspedes en un complejo por el que han desfilado jefes de Estado, presidentes de repúblicas, monarcas y . primeros ministros de todo el mundo. La mayoría de ellos dejaron obsequios.Desde Nueva Zelanda a Marruecos; de Estados Unidos (pisapapeles, monedas de Atlanta) a la extinta Unión Soviética (samovares, vajilla); de Palestina (última cena y nacimiento en nácar) a Israel (ánforas precristianas). De todos ellos, o casi todos, quedará constancia en la primera planta del edificio levantado en 1989 para albergar la sala del Consejo de Ministros, coincidiendo con el estreno de la presidencia de la Unión Europea por España.
Justo encima del salón ministerial que ayer acogió al último Consejo de Ministros presidido por Felipe González, una serie de vitrinas jalonan el distribuidor de la planta, cubierta de mármol travertino. Una intensísima luz, primaveral se filtra desde poniente a través del jardín, donde chopos, abedules, cedros, sequoyas, olivos y plátanos muestran todo su vigor después de un invierno agradecido en lluvias.
En las vitrinas quedan, legados al Patrimonio Nacional, los obsequios donados a los González. Es una decisión que la pareja tomó nada más instalarse en La Moncloa hace más de 13 años. Tras las últimas elecciones legislativas, que han decidido el cambio de vecinos en el inmueble, Carmen Romero optó por inventariar los presentes y ordenarlos en vitrinas, cada uno con su cartel: el sello regio del Patrimonio Nacional, un número, el tipo de objeto y el material con el que está elaborado.
Nada de baratijas. Empezando por los primeros regalos -bandejas de plata repujada- procedentes del reino de Marruecos el país que abrió la larga lista de los visitados por González. Los últimos obsequios, dos placas de la cumbre europea de Turín, hace un mes apenas. En medio, todo un escaparate digno de una sala de exposiciones previa a una subasta de lujo de Sotheby's.
La muestra acoge casi 300 regalos de los 400 que componen el legado, primero que realiza un presidente desde la transición democrática. Unas cuantas docenas permanecen embalados en almacenes a la espera de una ubicación más apropiada. Son lienzos y objetos de un tamaño que excede el de las vitrinas. El resto, un pequeño puñado, con más valor sentimental que otra cosa, se lo llevan Felipe González y Carmen Romero a su nueva casa de Pozuelo. Son recuerdos de Willy Brandt, Mitterrand...
Por su origen quedan retratados los vínculos exteriores más trabajados por España. Latinoamérica, Europa central, países árabes... Los primeros destilan raíces históricas, precolombinas. En los europeos dominan las porcelanas.y el cristal. Deslumbrantes son los de procedencia árabe. En la vitrina más pequeña se reúnen los más valiosos, la mayoría broches, pulseras y relojes de oro y brillantes para Carmen Romero. Uno de los juegos se tasó para valorar si procedía protegerlos con medidas de seguridad: más de ocho millones de pesetas dijo un experto que costaba. El importe de este conjunto supera ampliamente los 50 millones de pesetas.
Dice el inventario que se trata de collares y pendientes con brillantes y zafiros engarzados en oro, relojes de oro, brillantes y cabujones de esmeraldas , rubíes, solitarios, bolsos de mano de oro con brillantes y granates. Y así, varios regalos más, como una daga de marfil tallada con cabujones engastados de Indonesia, o un halcón de oro sobre mineral...
Esta exhibición sólo podrá ser contemplada por quienes transiten por el edificio central de Moncloa: visitantes extranjeros, ministros, funcionarios... A menos que los nuevos inquilinos, José María Aznar y Ana Botella, decidan un cambio de emplazamiento.
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