Que torera más buena
Volvió Cristina Sánchez y toreó como los ángeles. Los ángeles ya se sabe que no tienen sexo, y el arte tampoco lo conoce. Toreó Cristina Sánchez según mandan los cánones y como ya apenas se ve. Qué buena torera es Cristina Sánchez. Y qué mala matadora. Por matar desastrosamente perdió una oreja, quizá dos, incluso la gloria de la puerta grande en tal caso, pues al público le había conmovido y hasta arrebatado su toreo de alta escuela.Al segundo novillo de la tarde lo mató Cristina Sánchez mal, después de haberle hecho una faena excelente, mejor en los derechazos que en los naturales. Y al quinto lo acuchilló de infamante manera, tras haber bordado el toreo. A quién se le ocurre. Durante la vuelta al ruedo que dio después Cristina Sánchez, verdaderamente clamorosa, se la veía disgustada, quizá se le escapó una lágrima. El éxito grande en Madrid se le había esfumado. Pero los aficionados no tenían la culpa, el presidente que denegó la oreja tampoco.
Segovia / Porras, Sánchez, Uceda
Novillos de Carmen Segovia (uno rechazado en reconocimiento), discretos de presencia, mansos en general. 4º de Alejandro Vázquez, bien presentado, manso.Francisco José Porras: pinchazo y estocada desprendida (ovación y salida al tercio); estocada desprendida (ovación y salida al tercio). Cristina Sánchez: pinchazo, otro hondo, pinchazo y estocada (ovación y salida al tercio); estocada corta delantera escandalosamente baja y tres descabellos (escasa petición y vuelta). Uceda Leal: estocada trasera, rueda de peones -aviso- y dobla el novillo (ovación y salida al tercio); media, dos pinchazos, estocada -aviso- y dobla el novillo (silencio). Plaza de Las Ventas, 1 de mayo. 1ª corrida de abono.Lleno.
No es la primera vez que Cristina Sánchez remata por las malas faenas desarrolladas en divina forma. Mal asunto es ése para su porvenir. Sin embargo ejecuta las reglas del arte con cabal fidelidad a sus esencias, las interpreta con justo e inspiración y resulta de ahí el mejor toreo que pueda verse, lo mismo en los escalafones superiores que en los inferiores de la actual torería.
Citar al toro en la distancia precisa que requieren sus pies y su codicia, traérselo toreado de delante, correrla, mano Con templanza, ceñir la suerte, mandar en todo su recorrido... Y, además, ligar los pases. Así toreó Cristina Sánchez y ahí estuvo el único secreto de que toda su faena fuera coreada con estruendosos olés y de que pusiera la plaza boca abajo.
Ligar los pases quizá fuera lo que más agradeció la afición. Cuando a correr lo llaman torear, cuando las mismas figuras son absolutamente incapaces de dar dos pases seguidos sin estarse quietas, cuando a las faenas concebidas con semejantes modos las llaman gestas, llegó calladamente, acaso humildemente esta mujer torera y les dio un repaso a sus colegas enseñándoles cuanto tiene de meritorio, profundo, emocionante y bello el arte de torear.
Tres tandas de redondos rematados mediante los pases de pecho le dio al quinto novillo, ensayó el natural sin acoplarse a la embestida y en uno de ellos resultó achuchada y encunada; volvió al toreo grande por el otro pitón... Llegado el momento de cuadrar ya tenía el éxito conseguido, la puerta grande abriéndose de par en par. Y lo perdió todo por meter el horrendo espadazo aquel; un infamante bajonazo que desmerecía la extraordinaria faena.
Francisco José Porras recibió a sus dos novillos con largas cambiadas de rodillas en el centro del redondel -tres le dio al que abrió plaza-, entró a los quites, cuajó faenas valentísimas también de buen torear. Uceda Leal estuvo muy asentado en su primero, al que templo por redondos y naturales de irreprochable estilo, y en cambio al sexto le aplicó un trasteo sin sentido, premioso e interminable. Y la gente se aburrió. Aunque no mucho. La gente aún saboreaba el toreo caro de Cristina Sánchez.
Haber visto torear siempre es un consuelo para los buenos aficionados. Y despidió con una gran ovación a la torera que estuvo a punto de alcanzar la gloria y hasta llegó a acariciarla un poco con la puntita de los dedos.
Rincón, baja en la feria
César Rincón no podrá torear las dos tardes que tiene contratadas en la Feria de San Isidro, a causa de una lesión de ligamentos. El percance ocurrió ayer cuando toreaba unas vacas con Mananares, en la finca Alcurrucén, propiedad de los hermanos Lozano.Rincón sufrió un golpe en una rodilla y fue trasladado a una clínica de Madrid, donde le escayolaron y el lunes será operado. Es probable que permanezca inactivo dos meses.
Babelia
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