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Aprobada la primera ley británica que protege a los mamíferos

La caza del zorro no se prohíbe

Isabel Ferrer

La primera ley británica para la protección de los mamíferos salvajes entro en vigor ayer. A partir de ahora sus infractores puden pasar hasta seis meses en la cárcel o pagar multas de un millón de pesetas si mutilan, golpean, empalan, queman, estrangulan, apedrean, aplastan o ahogan a los tejones, liebres, ardillas, erizos, ciervos o zorros que pueblan el Reino Unido. La caza de estos últimos con perros no ha sido, sin embargo, prohibida tras la aprobación de la polémica ley.El proyecto de ley llegó a la Cámara de los Comunes en 1992 y ha sido defendido desde entonces por tres diputados distintos. La aprobación real que lo ha convertido en norma de obligado cumplimiento constituye un hecho histórico en un país muy amante de sus animales, pero no ajeno a los actos de crueldad contra ellos.

Imágenes de zorros golpeados con palas o liebres empaladas han sido esgrimidas por la Sociedad Para la Prevención de la Crueldad Animal (RSPCA) para apoyar su causa en favor de una norma que contempla importantes castigos para los desalmados. En noviembre de 1995 un erizo bautizado como Kelvin protagonizó una de sus campañas de dehuncia más famosas. Había sido rociado con un aerosol de pintura roja por unos adolescentes. Perdió todas las púas y su cuerpo desnudo apareció en la prensa nacional.

"Hasta ayer nuestros inspectores no podían demandar a los sádicos que maltratan a los mamíferos salvajes. El pobre Kelvin estuvo seis meses sin espinas, pero sus agresores están ahora desarmados", han dicho portavoces de la RSPCA. Alan Meale, diputado laborista que ha apadrinado la ley, por tercera vez, ha señalado, por su parte, que la Sociedad está por fin facultada para "actuar contra desalmados capaces de aniquilar animales en su mayoría indefensos".

La caza de mamíferos salvajes con perros no ha sido incluida en la ley. En el Reino Unido se persiguen así liebres y ciervos además de zorros. Pero torturar por diversión a estos animales o sus crías constituye ya un delito. La propia RSPCA ha recordado que siete de cada 10 británicos se mostró contrario a estas partidas el pasado año, pero los grupos que apoyan dichos deportes sangrientos son muy influyentes, pero sus críticos van a seguir pidiendo su abolición, "incluso si necesitamos leyes distintas para cada modalidad".

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