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Crítica:ROCK
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En sus manos

La forja de este sexteto murciano es digna de comentarse como sólida base sobre la que se asienta un presente con enjundia y un futuro optimista. M-Clan ha pateado, en sus tres años de existencia, cuanto local le ha brindado el escenario. El rodaje, realizado a conciencia, ofrece el fruto de un directo que equilibra calidad y diversión. Con esta banda ha funcionado el primitivo pero efectivo "boca a boca", la mejor y más directa de las sugerencias. Bien asegurada su presencia sobre las tablas, MClan quiso garantizarse los mismos valores en el debú discográfico y se trasladó al cruce de sonidos que es la ciudad norteamericana de Memphis, donde se dio un gran acabado a Un buen momento.

M-Clan

Carlos Tarque (voz), Santiago Campillo (guitarra), Ricardo Ruipérez (guitarra), Iñigo Uribe (teclados), Rafael Saura (bajo) y José Antonio Otero (batería). Sala Katedral. Precio: 1.300 pesetas. Entrada: 700 espectadores. Madrid, 26 de abril.

Pasión

La pasión de esta banda se refleja en la entrega con la que interpretan temas propios o ajenos donde el rhythm and blues, el soul y el rock setentero configuran un resultado ante todo creíble, pero además de un atractivo contagioso. Hay quien encuentra a M-Clan demasiado envuelto en la esencia de dos décadas atrás. Cierto es que incluso la imagen parece estar congelada en los primeros años setenta, pero en su defensa el grupo puede alegar que se trata de música de raíces sin fecha de caducidad. Y no es necesario haber conocido previamente a Allman Brothers, un magnífico modelo a contemplar, para dejarse llevar por estas maneras en 1996.M-Clan entró rápidamente en calentura y atacó con rotunda solvencia las piezas que componen el repertorio de su reciente disco compacto. Una base rítmica siempre en su sitio, unos teclados que se dejaron oír menos que otras veces, guitarras Slide y una voz extraordinaria se ganaron a una concurrencia bien preparada para la fiesta que se presentía. Probando que la banda se maneja de maravilla en la mirada a los maestros, sonó un Get back, de Beatles, arreglado con gusto, y en los sucesivos bises se entró a trapo de Bad Company, Led Zeppelin o Deep Purple con saldo muy favorable. M-Can junta tal serie de virtudes que se nos hace imposible imaginar un porvenir sin éxito.

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